JAQUE MATE

Cornetas, papelitos y banderazo de largada en San Juan

El pase de la Scaloneta a la final no debería ser malinterpretado. No le tributa políticamente a nadie, aunque el festejo pueda ser refrescante y abra una ventana de oportunidades.
miércoles, 14 de diciembre de 2022 · 10:30

La euforia por la goleada de la Scaloneta a Croacia puede inducir a errores políticos. Entender que la algarabía albiceleste se puede capitalizar mejor de un lado la grieta que del otro, sería absurdo. Sin embargo, la alegría compartida genera climas. Mejora el humor social. No resuelve absolutamente ninguno de los problemas reales que aquejan al país y a la provincia. Pero atenúa el fastidio natural por la inflación que no da tregua y la plata que no alcanza. No es poco. Entonces sí, la épica del fútbol puede ser un inesperado aliado para mover las piezas en el tiempo oportuno.

Sería algo semejante a desplegar las velas con el viento a favor. Sin tempestad en el horizonte. Una valoración semejante hacían esta semana en Casa de Gobierno. La intención de Sergio Uñac es cumplir con la palabra: dijo que después del mundial de Qatar confirmaría su candidatura por otro mandato. Y está dispuesto a hacerlo, aunque todavía medite la manera más apropiada. Argentina arrolló a Croacia y ya tiene un lugar en la final. Todos los corazones quedaron latiendo al unísono, en cuenta regresiva para el domingo 18 de diciembre. ¿Cómo no ilusionarse? En medio del festejo podría surgir el anuncio que marcará el inicio de la campaña en San Juan.

Uñac será candidato a gobernador nuevamente. Se los dijo en privado a intendentes y a diputados, en reuniones separadas. Hace tiempo que vienen trabajando para ello los ministros y ministras del gabinete, preparando el terreno. Será una elección particularmente difícil, ajustada, cabeza a cabeza con la oposición. Pero Uñac sigue siendo el que mejor mide dentro del oficialismo. Su postulación es, ante todo, una necesidad del espacio para retener el poder.

No hay misterio, entonces. Sin embargo, el día que Uñac oficialice sus intenciones en público será la virtual línea de largada para todo el ecosistema político. Si él anuncia su candidatura, se levantará la barrera de contención para todos los demás, tanto en oficialismo como en oposición. Hacerlo montado en la ola mundialista parece conveniente, sin confundir una cosa con la otra. Ningún dirigente podría aspirar a quedarse con el sentimiento triunfalista de las multitudes. Pero claramente cualquier anuncio hecho en este contexto será mejor recibido que, por ejemplo, durante una corrida cambiaria. Valga la comparación excesiva en un país que puede pasar de un extremo al otro sin pausa.

Uñac está cerrando un 2022 intenso, en el que puede enumerar una serie de conquistas a pesar de los avatares. El solo hecho de concluir el ejercicio con equilibrio fiscal destaca a San Juan por encima de la mayoría de las provincias. Pero no todas fueron rosas. El año dejó una cicatriz profunda tras el levantamiento de los docentes autoconvocados que pusieron en jaque la paritaria y pararon las escuelas por primera vez sin intervención sindical desde el retorno de la democracia. Fue un hito histórico. El saldo fue una mejora salarial sin precedentes. Tan extraordinaria como la inflación galopante.

Después de ese desembolso del 40 por ciento en una sola cuota se desarticuló la movilización docente masiva. Sin embargo, nadie podría dar por concluido el asunto. Llega un fin de año en paz gracias a la mejora sustancial de los salarios estatales -siempre insuficiente- y gracias también al desempeño de la Scaloneta. ¿Suena desproporcionado? Para algunos, tal vez sí. Pero hay datos que lo acreditan.

Días atrás un reconocido columnista de un diario porteño se quejaba por radio de que las lecturas -o el tráfico, para utilizar el léxico de las publicaciones digitales- había caído sensiblemente. Las notas políticas se derrumbaron en cantidad de clics a la mitad desde que empezó el mundial de Qatar. Será motivo de estudio para los especialistas. Resulta evidente que el interés se desplazó hacia la cancha. Sucedió transversalmente. Incluidas las audiencias ávidas de contenidos más 'elevados', si cabe la caprichosa denominación.

El arco político completo lo entendió rápidamente. Algunos dirigentes imprimieron fixtures con su foto al iniciar el mundial. Otros simplemente fueron subiéndose a la inercia futbolera en redes sociales. Este martes todos gatillaron al unísono. Se multiplicaron los posteos con fotos de Lionel Messi y Julián Álvarez. Nadie quiso quedarse afuera.

A nivel nacional sucedió un episodio que pasó de pintoresco a bizarro. Le endilgaron el mote de 'mufa' a Mauricio Macri hasta punto tal de convertirlo en cábala. La broma inicial se repitió metódicamente, partido tras partido, asociando la imagen del expresidente al eventual rival de la Argentina, como una manera de tirarle mala suerte al oponente. El chiste se espiralizó a punto tal que el exmandatario salió a defenderse, legitimando al mismo tiempo todo el folklore que hoy se le vino en contra. 

'Que me digan mufa lo tomo como que están definitivamente mal de la cabeza. Y a mí me resbala porque gané 17 campeonatos con Boca', dijo Macri en una entrevista radial el lunes. Le faltó decir 'anulo mufa'. El episodio, que no merece mayor profundidad, simplemente sirve para entender la íntima conexión entre la política y el fútbol. No será esta la primera vez que se construya todo un andamiaje sobre la Selección.

La dictadura de Jorge Rafael Videla organizó el mundial de 1978 y los dirigidos por César Luis Menotti pudieron levantar la copa por primera vez en la historia. Pero el gobierno de facto no logró acallar las denuncias internacionales por la violación a los derechos humanos. En 1986, en plena democracia, Raúl Alfonsín recibió en la Casa Rosada a los campeones de Carlos Salvador Bilardo. Unos dos años más tarde un golpe económico forzó la entrega anticipada del poder.

La alegría, las cornetas y los papelitos siempre aliviaron la carga del gobierno de turno. Pero el efecto fue efímero. El pase de la Scaloneta a la final no debería ser malinterpretado. No le tributa a nadie, aunque el festejo pueda ser refrescante y se abran oportunidades. La ventana ideal para dar el banderazo de largada en San Juan, sin ir más lejos.


JAQUE MATE