JAQUE MATE

Los hijos de Martín

Adaptado a las condiciones de una elección difícil, el intendente dejó implícito un mensaje interno: cada voto cuenta, nadie sobra. El pase de facturas quedará para más adelante.
jueves, 9 de marzo de 2023 · 10:12

Cuando Fabián Martín dijo que no puede elegir entre Sergio Miodowsky, Nancy Picón y Raúl Ibaceta, porque son como tres hijos, no solo fue políticamente correcto. Adaptado a las condiciones de una elección difícil, dejó implícito un mensaje interno: cada voto cuenta, nadie sobra.

Entonces, que gane el mejor. Para eso, primero hay que ganar. En frente, el martinismo tendrá un duro rival que contiene nada menos que a dos ministros del gabinete provincial, el último candidato justicialista más votado en 2019, un bloquista y un giojista. Todos para uno y uno para todos, como los mosqueteros.

De uno y otro lado de la grieta tienen mediciones que le dan bien a Martín en cuanto a su imagen de gestión. Sin embargo, el 2023 abre una oportunidad para el PJ y aliados porque el intendente no puede repetir. El cacique rivadaviense enfrenta una parada desafiante. Debe coronar a un heredero y consolidar su poderío territorial.

Pero la política no es una ciencia exacta. La transferencia de votos nunca fue ni será automática. Martín tuvo el deber de abrir varias líneas internas cuando se impuso la Ley de Lemas. Pero aún así pudo sugerir alguna preferencia, alguna identificación especial con alguno de los candidatos.

Hubiera sido la interpretación inmediata si el único martinista en la grilla de postulantes hubiese sido Miodowsky, como en algún momento se especuló. Pero no. A la par del diputado que viene haciendo los palotes para llegar a la intendencia desde el inicio del proyecto martinista, apareció otra dirigente con paladar negro.

Picón estuvo inhibida de confrontar con Miodowsky durante mucho tiempo. Siempre fue consciente de que el diputado departamental tenía una suerte de derecho ganado. Todo eso se desbarató con la Ley de Lemas. La interna que otrora era mala palabra, súbitamente se convirtió en una necesidad. Entonces, a jugar.

Así fue que Picón, una de las legisladoras más combativas de la actual Cámara de Diputados, elevó el perfil. Salió a militar en el territorio y empezó a construir una candidatura desde cero. Una alta fuente municipal reconoció que todavía le falta instalación. Pero quedan dos meses por delante.

Hoy Picón se atreve a plantarse como la más auténtica continuidad del proyecto de Martín. No es un ataque a Miodowsky, pero para los más ortodoxos podría ser un atrevimiento. Termine como termine la campaña, habrá corrientes diferentes dentro del martinismo: los que jugaron con el diputado por un lado y los que optaron por la diputada, por el otro.

¿Acaso alguien le pediría a Picón que decline su candidatura sobre la hora para pasar a la diputación departamental, para no comerle votos a Miodowsky? Una conjetura semejante parte de la presunción de que ambos pescan en la misma pecera. Que en verdad no amplían la base electoral como sí podría hacerlo Ibaceta.

El tercero en discordia es el actual secretario de Servicios de Rivadavia. Tiene una vasta trayectoria política, pero fundamentalmente ha recorrido cada estamento municipal, desde el cargo más bajo hasta su actual responsabilidad en el Ejecutivo, pasando también por el Concejo Deliberante. Ibaceta puede aportar votos diferentes en la sumatoria de los sublemas, sea cual fuere el ganador que se lleve el premio mayor.

En orden al pragmatismo, Martín cuenta también con las candidaturas de extrapartidarios, como el peronista Orlando Ibaceta y Luciana Cuk, una exfuncionaria municipal de la primera gestión que se fue enojada y hoy, por esas cosas de la política, terminará jugando dentro del Frente Unidos por San Juan. Finalmente, la Ley de Lemas le resolvió el problema de la división a la oposición.

Todos estos nombres están dentro de la subagrupación que encabezará Marcelo Orrego como candidato a gobernador. Además habrá que sumar los postulantes municipales que lleven Marcelo Arancibia, Eduardo Cáceres y Sergio Vallejos. Todo, absolutamente todo, irá al mismo pozo.

Entonces suena bastante sensato que Martín guarde su preferencia e incluso los pactos históricos, para abrir el juego con la mayor libertad posible. De esa construcción dependerá que convierta a Rivadavia definitivamente en un bastión suyo. Fue el salto que logró concretar Orrego cuando coronó a su hermano Juan José como heredero en Santa Lucía.

No es igual un departamento que el otro, por cierto. Juan José Orrego no tendrá rivales internos en esta oportunidad y el peronismo, con resignación, saca cuentas para descontarle algún punto a su reelección cantada por las encuestas. Achicar la ventaja es el objetivo del Frente San Juan por Todos. En Rivadavia no. Hay todavía un margen para dar vuelta el tablero y cortar la racha de Martín ahora que no puede competir él.

Rápidamente hay que repasar los nombres en carrera: Alejandra Venerando, Francisco Guevara, Marcelo Delgado y el bloquista Walter Vazquez, todos en la boleta de Sergio Uñac; más Facundo Perrone, el hombre fuerte de José Luis Gioja en ese distrito. Los entusiasma el antecedente de 2019, cuando el PJ y aliados lograron sumar más votos que Martín en las primarias.

El dato está latente. También lo tiene presente el intendente. Tal vez por eso haya abierto el juego al límite de la exageración, sin bendecidos ni predilectos. No es tiempo de pasar facturas internas, ni reclamar gestos. Eso vendrá después. Antes hay que ganar. Y el resultado no está escrito en ningún lado.


JAQUE MATE