La mañana de este jueves en el Concejo Deliberante de Caucete estuvo lejos de ser tranquila. Luego del intento frustrado de presentarse sin convocatoria formal, la intendenta Romina Rosas finalmente concurrió a la sesión para brindar explicaciones sobre el conflicto que mantiene el municipio con la empresa distribuidora de energía eléctrica DECSA, que reclama una millonaria deuda.

La jornada estuvo atravesada por un clima áspero: afuera, un grupo numeroso de militantes acompañó a la jefa comunal con cánticos y banderas; adentro, carteles críticos, silbidos cruzados y chicanas políticas hicieron del recinto un escenario casi de cancha. El epicentro de las tensiones fue el fuerte cruce entre Rosas y el concejal peronista Franco Buffagni, referenciado en la línea interna de Sonia Recabarren, con quien protagonizó varios intercambios subidos de tono.

Mientras la intendenta insistía en que lo que se desarrollaba era “un debate institucional necesario”, Buffagni la corrigió con firmeza al decirle que “se trata de una interpelación”. La escena fue por momentos tan confrontativa que parecía que era la intendenta quien interpelaba al concejal, dada la intensidad de las respuestas y los contrapuntos.

Rosas presentó documentación vinculada a la deuda y buscó contextualizar los orígenes del conflicto con DECSA. Antes de ingresar al recinto, lanzó una declaración que encendió aún más la polémica: “Es necesario que se tome una postura firme frente a este conflicto. No puede ser que los concejales estén defendiendo a la empresa cuando deberían representar a los cauceteros”.

Con este episodio, se profundiza la tensión institucional entre el Ejecutivo y parte del cuerpo deliberativo. La deuda con la distribuidora, que ya venía generando fricciones, ahora escala en términos políticos y pone a Rosas en el centro de una disputa con final abierto.