El escenario en las elecciones en Capital Federal para el peronismo no cambió mucho respecto a las elecciones que hubo en las provincias en las últimas semanas. La victoria no llegó y esto es una alarma que suena puertas adentro del partido, que atraviesa una crisis de conducción, liderazgo y protagonismo desde hace más de un año.

Leandro Santoro, de raíz radical, fue el representante del espacio peronista. Se intentó despegar del kirchnerismo en todo momento. Y pese a que las encuestas lo daban con un caudal por encima de todos los candidatos y como ganador, estuvo en los guarismos esperados, entre 25% y 30%.

Fue 27,4%. El frente “Es Ahora Buenos Aires” logró sostener lo que indicaban las encuestas desde el inicio, ese caudal habitual del PJ en la Ciudad, pero no pudo saborear la victoria como habían anticipado.

Esa cifra no le sirvió para usufructuar la fragmentación de la oferta de libertarios y de lo que fue Juntos por el Cambio. Es que los espacios minoritarios tuvieron una flojísima performance y finalmente los votos se concentraron entre pocas fuerzas. De hecho, de las 17 listas, 12 no lograron colocar ni un solo legislador de los 30 que estaban en juego. Se quedaron sin nada algunas fuerzas tradicionales como la UCR o la Coalición Cívica, al igual que Marra, que se despide del parlamento porteño y no hizo mella en el caudal del vocero ya que sacó apenas un 2,6%.

Si bien no terminó primero el peronismo, logró sumar bancas en la legislatura porteña y se posiciona como el único contrapeso al modelo del presidente Javier Milei. Y más allá de los problemas e internas, el PJ vuelve a marcar su postura de principal espacio opositor, aunque con una luz roja que vuelve a encenderse, porque mientras esperaban una victoria en un escenario siempre adverso, aprovechando los ataques de los espacios de derecha entre sí, apenas logró hacer pie.