Mientras el peronismo sanjuanino intenta reorganizarse tras la derrota electoral de 2023, una figura vuelve a instalarse en el centro de las dudas y el debate interno. Se trata de Fabián Gramajo, el exintendente de Chimbas, que con peso territorial propio y un sello de gestión que dejó huella, se mantiene en un calculado silencio, mientras su espacio político lanza señales que no pasan desapercibidas ni dentro ni fuera del Partido Justicialista.

La pregunta es inevitable. ¿Cuál va a ser el camino de Gramajo en las próximas elecciones legislativas? La indefinición empieza a incomodar puertas adentro del propio espacio y del PJ, que observa con recelo ciertas actitudes del gramajismo. Su ausencia en reuniones claves del partido fue interpretada como un gesto de distanciamiento de la actual conducción compartida, y su discurso, aunque medido, apunta a una necesidad de renovación dentro del peronismo y por supuesto, en las caras para octubre.

A esa postura se suma el comportamiento del diputado Gabriel Sánchez, hombre de Gramajo en la Legislatura, que en votaciones importantes no viene acompañando al Bloque Justicialista, sino que por el contrario, se lo halló alineado con el oficialismo provincial, al menos al momento de marcar el tablero. Este desmarque legislativo encendió alarmas y alimenta la hipótesis de que Gramajo estaría explorando como estrategia, un camino por fuera del esquema partidario tradicional. O al menos no el mismo que pretende la conducción compartida del partido, comandada por el uñaquismo y el giojismo.

Pero quizá el movimiento más significativo sea su alianza con el actual intendente de Rawson, Carlos Munisaga. Ambos dirigentes comparten un mensaje de renovación generacional e intensificaron su vínculo político en los últimos meses. No son pocos los que creen que detrás de esa sociedad se esconde una ambición mayor: una posible fórmula para disputar el poder en 2027, en un eventual regreso del peronismo al protagonismo provincial.

Por ahora, Gramajo juega al misterio. Evita definiciones, mide sus declaraciones y se posiciona como una figura con estructura, pero sin ataduras. En ese juego de ambigüedades, refuerza su perfil como un actor que no se resigna a ser furgón de cola del PJ. La gran incógnita es si decidirá dar la pelea desde adentro o si finalmente cruzará la línea para ir con su propio camino dentro del abanico peronista, pero marcando la diferencia con el verticalismo partidario que proclama la lista de unidad.

En un escenario de fragmentación y reacomodamiento, su rol puede ser bisagra en un partido que tras la detención  de Cristina Fernández de Kirchner, parece haber aglutinado lo que se presentaba como disperso y retomado fuerzas, tanto a nivel nacional como provincial. Y mientras el PJ en San Juan, que no pierde de vista las prioridades como es suturar heridas y recuperar cohesión, el gramajismo se mueve con autonomía, dejando claro que quiere ser algo más que un sector dentro del partido: ¿quiere disputar liderazgo?