La última vez que María Estela Martínez viuda de Perón había sido noticia en nuestro país fue en noviembre de 2020 cuando la CGT decidió descubrir una placa en el hall del edificio central en su homenaje “en eterno agradecimiento por haber legado la ley de contrato de trabajo” y “en reconocimiento a su lealtad y lucha por la causa del general Perón, su defensa de la soberanía nacional y del movimiento obrero organizado”. El acto, organizado por el co-secretario de Derechos Humanos de la central obrera y secretario general de la Unión Empleados Judiciales de la Nación, Julio Piumato, llamo la atención, aunque no tuvo repercusiones en el seno del partido Justicialista.

Pero en octubre del año pasado la expresidenta, derrocada en 1976, volvió a ser titular de noticias por la sorpresiva visita que recibió en su residencia de Villafranca del Castillo, en las afueras de Madrid, de la vicepresidenta argentina Victoria Villarruel, que venía de entrevistarse durante una hora con el papa Francisco en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.

La elocuente imagen de ambas mujeres tomadas de la mano y en amistoso diálogo provocó reacciones de distinto tipo, pero sin llegar a grandes polémicas, aunque consultado el presidente Javier Milei se limitó a confesar que “lo que hizo Villarruel yo no lo hubiera hecho”. La presidente del Senado de la Nación, Victoria Villarruel, reveló ese encuentro pocos días después de su regreso al país, el 17 de octubre pasado, cuando inauguró una escultura con la imagen del rostro de la expresidenta y ubicada en el Salón de las Provincias “en honor a la primera vicepresidente y presidente mujer de la Argentina, María Estela Martínez de Perón”, según sus propias palabras. 

Descubrimiento busto de Isabel en el Senado en octubre de 2024.
Descubrimiento busto de Isabel en el Senado en octubre de 2024.

Y agregó Villarruel: “En un día como hoy, 17 de octubre, cuando se habla de lealtad, quiero reivindicar su figura, y quisiera saber dónde están aquellas personas que dejaron a una mujer cuyo apellido es Perón, a merced del terrorismo al que combatió, del gobierno de facto que la encarceló y finalmente de una clase política que la desterró". También calificó el acto de “reparación histórica” y que en ese momento se terminaba “la proscripción de Isabel Perón”.

Nacida en La Rioja el 4 de febrero de 1931, su historia personal es bastante conocida, pero vale recordar que contrajo matrimonio con el expresidente Juan Domingo Perón el 15 de noviembre de 1961, en Madrid casi cinco años después de haberse conocido ambos en Panamá, uno de los países del largo periplo de exilio del general tras su derrocamiento el 16 de septiembre de 1955. Perón le había pedido por carta al entonces dictador español Francisco Franco que le autorizara residir en Madrid, y este le había respondido positivamente, pero con condicionamientos, como no realizar reuniones políticas de ningún tipo y algo más: que si quería permanecer en España no podía vivir “en concubinato con la señora Martínez”, sino que debían casarse pronto. Y así fue.

La historia continua con una vida austera y tranquila en Madrid, primero en un departamento en el centro de la capital sobre calle Dr. Arce, que le alquiló y pagaba el empresario Jorge Antonio, amigo de Perón desde sus tiempos de presidente de la Nación entre 1946 y 1955, hasta que se fueron a residir al barrio de Puerta de Hierro, a poco más de 10 km de la Puerta del Sol, kilómetro cero de Madrid, en la mítica Quinta “17 de Octubre”.

Allí, según contó a este periodista José Miguel Vanni, último custodio de los bienes de Perón en España tras el regreso definitivo del matrimonio en 1973, Isabel paso a ser el ama de casa, aunque con varios colaboradores, sobre todo del general.

Producido el regreso definitivo del general Perón y su esposa a Buenos Aires, y los sucesivos acontecimientos por todos conocidos que terminaron con Isabel Martínez en la presidencia de la Nación él, 1 de julio de 1974 tras la muerte del líder justicialista, y su posterior caída por el golpe militar 24 de marzo de 1976 y el inicio de la feroz dictadura militar, llegaría los años más duros para esta mujer. Considerada la primera víctima de la dictadura militar y la primera encarcelada, fue trasladada la misma noche del golpe de Estado a prisión en la residencia de El Messidor, Neuquén, totalmente incomunicada, custodiada por 300 gendarmes

Luis Meglioli entrevistando a Isabel Perón en Madrid tras declarar ante el juez Garzón por la causa de los desaparecidos españoles en Argentina entre 1973 y 1976.
Luis Meglioli entrevistando a Isabel Perón en Madrid tras declarar ante el juez Garzón por la causa de los desaparecidos españoles en Argentina entre 1973 y 1976.

Pocos meses después pasó a la base naval Azopardo en la localidad bonaerense de Azul, totalizando cinco años, tres meses y once días de privación de su libertad. A mediados de 1981, una muy delgada y deprimida mujer era autorizada a salir del país y llegando a Madrid el 10 de julio de ese año, donde permanece hasta hoy, a sus 94 años.

Paso a llevar una vida casi monástica en un departamento a media cuadra del Museo del Prado, sobre la calle Moreto y frente exactamente de la iglesia de Los Jerónimos, a donde cruzaba a asistir a misa todos los días. Su depresión continuaba y las vecinas del lugar decían que “la Perón quiere meterse a monja”. Sobre el año 2000 pasó a residir en su actual casa en las afueras de Madrid de su propiedad.

 En 1983 con la llegada de la democracia a la Argentina, el Estado desistió de cobrarle una condena civil por “apropiación de fondos públicos”, y poco después firmó en Buenos Aires un Acta de Coincidencias para la consolidación democrática promovida por Raúl Alfonsín, para alejarse definitivamente de la vida política.

En 1997 fue citada e indagada por el juez Baltasar Garzón por una investigación sobre 226 ciudadanos españoles desaparecidos en Argentina bajo su gobierno. En esa ocasión, cuando salía de Audiencia Nacional, sufrió una caída por las escaleras, suceso que se repitió en su actual casa donde vive sola, solo asistida durante el día por una empleada y un chofer, según comentaron vecinos suyos a medios españoles.

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista. Ex redactor agencia Europa Press R (Madrid). Autor de “Perón-Frondizi , la conversación”, Emporio Ediciones, Córdoba