La Marcha del Orgullo y el dilema del Gobierno: protocolo en duda y tensión en la calle
Tras el discurso de Milei en Davos, la movilización pone a prueba la estrategia de seguridad del oficialismo.
La Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista, que se espera sea multitudinaria, marcará este sábado un desafío para el Gobierno nacional en materia de seguridad y gestión de la protesta social. La movilización, que partirá desde el Congreso y culminará en Plaza de Mayo, se da en un contexto de alta tensión tras el discurso de Javier Milei en el Foro de Davos, donde lanzó fuertes críticas a la diversidad y los movimientos sociales, encendiendo el debate público.
En un principio, desde el Ministerio de Seguridad, que conduce Patricia Bullrich, se habló de aplicar el protocolo antipiquetes anunciado en diciembre. Sin embargo, con el correr de las horas, la postura parece haber cambiado. Si bien fuentes oficiales aseguran que hay un operativo policial planificado, todo indica que el gobierno nacional no se involucrará activamente en el control de la marcha. La falta de una estrategia clara genera incertidumbre, y en el propio ministerio admiten que si la movilización es masiva, será imposible hacer cumplir el protocolo que obliga a los manifestantes a permanecer en veredas y espacios públicos delimitados.
El oficialismo enfrenta así un dilema: sostener su discurso de orden y autoridad en las calles o evitar un posible conflicto con un sector de la sociedad que ha manifestado su repudio al rumbo político del gobierno. Con la protesta a punto de desarrollarse, la respuesta de la administración Milei sigue envuelta en incógnitas.