Oficialismo y oposición, sin rumbo fijo
Desde ambas veredas se habla de la necesidad de la unidad, pero ¿qué tan factible es definir candidatos en este contexto?
La letanía del discurso mediático que mantuvo la dirigencia peronista en las últimas semanas, repitiendo como un mantra intenciones de unidad, pero cuidando el kiosquito y manteniendo la construcción de estructuras cerradas, se sacudió ante la irrupción de un discurso diferente.
Apremiante, sincero, ese discurso llegó en vísperas de Semana Santa de la mano del Parlamentario del Mercosur, Matías Sotomayor que, ante la orfandad de referentes sanjuaninos, se ha convertido en consultor de diferentes vertientes del justicialismo nacional para conocer de primera mano quién es quién en el tablero local. Pero en San Juan algunos no le atienden el teléfono.
Para Sotomayor, la militancia no se siente convocada ni representada por el presidente del Consejo Provincial, Juan Carlos Quiroga Moyano. A cuatro meses de que venza el plazo para la entrega de listas, el partido sigue en fase organizativa sin saber, según el legislador regional, hacia dónde va ni cuál es la estrategia que le podría permitir mantener legisladores nacionales y posicionarse de cara al 27.
El dirigente gremial Pepe Villa hace unos días se mostró convencido de que la unidad en el peronismo vernáculo no era posible. Tanto Cristian Andino como Fabián Gramajo y hasta el mismo Flaco Gioja ven inevitable, en un escenario sin PASO, la Lista Unidad. No los uniría el amor, sino el espanto de afrontar una campaña interna sin los fondos necesarios que supieron conseguir.
Desentona la posición del joven parlamentario que no se asusta de la definición por votos y no por dedos. Si no hay acuerdo, para él lo más transparente y honesto es poner a consideración de la militancia cuáles son los candidatos de la gente. Internas. Ya sean abiertas o cerradas. Garantizar la participación democrática y la obligación de volver a territorio para buscar votos, práctica en desuso para algunos dirigentes de escritorio.
¿Escuchará Quiroga Moyano el reclamo de abrir las puertas del partido para las asambleas juveniles que hablan de un necesario trasvasamiento generacional? ¿Pondrá a consideración la idea de integrar en el Consejo a legisladores y legisladoras provinciales, nacionales y regionales para debatir en serio las políticas partidarias y conseguir una hoja de ruta que todos puedan visualizar? ¿De verdad todos los intendentes del espacio están dispuestos a empujar el carro del elegido sin medir consecuencias? O, para ir más a fondo, ¿pueden empujar?
Ese ejercicio al que se enfrenta el peronismo de imaginar una campaña desde la oposición después de muchos años, donde ni las PASO pueden suavizar la interna ni la boleta única podrá mostrar imágenes de referentes que no sean la del candidato o candidata en cuestión, es muy parecido al que tiene que enfrentar el orreguismo. Estrena campaña como oficialismo y hay que cambiar el chip. Confían en mostrar gestión y descansan sobre algunos números que todavía le dan buena imagen al gobernador, pero no es el gobernador el primer candidato que figurará en la boleta, y si quieren instalar a alguien, saben que tienen que empezar ya.
A menos que la estrategia de asociar apellidos ya sea decisión tomada. El intendente del este no se muestra muy entusiasmado. Prefiere finalizar gestión departamental, que es para lo que lo han elegido, pero llegado el momento sabe que la decisión ya no dependerá de él. Las internas partidarias estarían descartadas aún en un escenario de alianza.
A pesar de Peluc, en Buenos Aires el Mileísmo tiene conversaciones con “Producción y Trabajo”. La posibilidad de una alianza no está del todo descartada. “Claro que es posible”, comentó hace unos días el presidente del bloque oficialista, Juan de la Cruz Córdoba.
“El problema es que ellos y nosotros reclamamos el primer lugar de la lista”, se sinceró, por otra parte, el dirigente de un espacio asociado al gobierno. El razonamiento es simple. Se supone que si se suman dos de los tercios en que aparece dividido el tablero sanjuanino, se conseguirían dos legisladores. “Pero con el peronismo nunca se sabe”, repite un funcionario que se ubica en el grupo mayoritario que sostiene que sin el primer lugar no hay acuerdo posible.