En medio de una política arancelaria que encendió alarmas en todo el planeta, una pregunta se alza con fuerza: ¿por qué Donald Trump impuso aranceles a 185 países, pero no a Rusia? La duda no solo remite a las relaciones diplomáticas de Estados Unidos, sino que revela una lógica de intereses que contradice el relato de “proteger a la industria nacional”. Según explico en Mirá quien Habla, el politólogo Sergio Guzmán, el enfoque del presidente estadounidense “no responde a una estrategia meticulosa, sino más bien a una actitud generalizada, casi absurda, que enmascara decisiones de fondo con una narrativa proteccionista”.

El mandatario estadounidense adoptó una política agresiva, aplicando aranceles de hasta el 25% a China, la Unión Europea, y gran parte de América Latina, incluyendo a Argentina, que recibió un arancel del 10%.

  • “Nos hicieron creer que era un gesto hacia nuestro país, pero si uno mira el mapa completo, se da cuenta de que el trato fue prácticamente el mismo para toda América del Sur”, explicó Guzmán.

Sin embargo, Rusia, Corea del Norte, Cuba y Siria figuran como excepciones notables. ¿Por qué esos países, que históricamente han mantenido relaciones tensas con Estados Unidos, no están en la lista negra? La respuesta oficial de Estados Unidos sostiene que ya existen sanciones suficientes contra Rusia tras la invasión a Ucrania, por lo que no sería necesario aplicar aranceles adicionales. Sin embargo, los datos muestran otra realidad. Según Guzman: “En 2021, antes de la guerra, el comercio bilateral entre EE. UU. y Rusia alcanzaba los 36.000 millones de dólares. En 2024, esa cifra cayó a 3.500 millones. La diferencia, unos 30.000 millones, no se perdió: fue absorbida por China”.

En ese sentido, el politólogo apunta a una jugada estratégica fallida: “En términos de ajedrez, entregaron la dama. Rusia encontró en China un socio comercial que reemplazó a Estados Unidos sin problemas”.

Más allá de las sanciones, la verdadera obsesión de Trump es China. Desde un discurso de confrontación directa hasta políticas comerciales agresivas, el gigante asiático es visto como la amenaza real. “China ha respondido con un 34% de aranceles a los productos estadounidenses. Y le ha dicho directamente a EE. UU. que está en condiciones de abordar la guerra que quiera, ya sea comercial, financiera o de cualquier otro tipo”, explicó Guzmán.

La falta de sanciones a Rusia, Corea del Norte o Cuba no puede explicarse bajo la óptica de las “amistades internacionales”, un término que Guzmán descarta con contundencia. “Es una percepción infantil pensar que los países se manejan como amigos de escuela. En la geopolítica no hay afectos, hay intereses. Trump no tiene amigos, tiene conveniencias estratégicas”, sentenció.

La política arancelaria de Trump también impactó en América Latina, incluso en países que ideológicamente parecen opuestos, como Colombia (con Gustavo Petro), Brasil (con Lula da Silva) y Chile (con Gabriel Boric). “No importa si son comunistas o liberales. Lo que importa es lo que puedan ofrecer. Trump mide en recursos, no en afinidades políticas”, analizó el experto.

Argentina en el tablero

Argentina no quedó afuera de la ola arancelaria, pero algunos sectores estratégicos podrían quedar exentos, según se supo de manera extraoficial. El litio, el cobre, Vaca Muerta y otras áreas relacionadas con recursos naturales despiertan un interés evidente en Estados Unidos. “Si a alguien le quedan dudas de que los recursos naturales son la joya geopolítica del presente, tiene que volver a estudiar. El litio y la energía son claves”, afirmó Guzmán.

Incluso se mencionó que el Gobierno Nacional habría realizado gestiones para lograr “saltos” arancelarios en sectores clave de la industria.

Dentro de Estados Unidos, las medidas de Trump no son bien recibidas por todos.  “Estados Unidos es el mayor importador del mundo. Si te volvés contra todos tus proveedores, te pegás un tiro en el pie. El proteccionismo puede parecer una solución, pero en el corto plazo tiene efectos adversos”, explicó Guzmán.

Con la aplicación de aranceles generalizados, la administración Trump rompe con el multilateralismo que dominó la política económica global desde la Segunda Guerra Mundial. “Se saltea los principios de Bretton Woods, del FMI, del Banco Mundial. Lo que hizo EE. UU. en los últimos 80 años se desdibuja. Ahora, Trump se mueve como un francotirador que impone y decide solo”, concluyó Guzmán.