CONMOVEDOR

Secuestros y violación: la doble pesadilla de una chica trans

Dos duros testimonios de una trabajadora sexual sanjuanina vividos mientras trabajaba en la calle.
domingo, 22 de noviembre de 2020 · 21:14

Un testimonio con dos sucesos. Yenifer Ailem, una chica trans, oriunda de las Chacritas, 9 de Julio, eligió contarle a este periodista por audios de WhastApp dos situaciones difíciles que le tocó vivir en la época en la que se ganaba la vida como trabajadora sexual en las calles sanjuaninas, hace más de 15 años. La sanjuanina relató la vez que la secuestraron y trataron de matarla y la vez que la secuestraron y la violaron en manada. 

Yenifer tenía una voz tranquila en el comienzo del primer audio. La chica trans expresó que cuando se hizo visible, a los 16 años, su familia le dio la espalda. Encontronazos con su padre, indiferencia de sus hermanos marcaron lo que vendría. Su padre la terminó echando de su casa y ella empezó a sobrevivir en la cruel sociedad, junto con una amiga de aliada.

Primero comenzó por contar hechos de discriminación cotidianos hace unos años atrás en San Juan para una chica trans. ‘Hoy en día mucho de eso cambio, aunque quedan vestigios’ aseguró firmemente. Su voz era la de una persona que se encuentra tranquila, sin embargo en los pasajes más duro de su relato, permanentemente se le estaba por quebrar la voz.

La discriminaban en la calle, en el transporte público y como no pudo continuar sus estudios porque le hacían la vida imposible, fueron solo algunos de los flagelos diarios que viven las trabajadoras trans y que ella denunció a través de Diario 13. Al llegar a las historias más duras que vivió, las que dan sentido a esta nota, que trata de concientizar y reflexionar sobre la sociedad sanjuanina de la que somos parte, Yenifer hizo pequeños silencios, como eligiendo bien algunas de las palabras  utilizar.

‘Cuando me secuestraron estaba en mi oficina’, comenzó relatando con cierto grado de gracia, refiriéndose a la esquina de Caseros y Santa Fe, lugar de tantos años de trabajo para ella. En un momento de la noche, se detuvo un auto, y su conductor le dijo que se subiera para ir a buscar un lugar 'por ahí'. Hasta ahí todo normal, un cliente como muchos, que con sigilo se acercó a ella para contratar sus servicios.

Yenifer se subió al vehículo y su cliente encaró por calle Mendoza hacia el sur. ‘Yo le decía que manejara un poco más despacio, que se tranquilizara, obviamente yo tenía mucha más experiencia que él, que se notaba alterado’. El viaje siguió hasta las calles Mendoza y 6, donde el sujeto dobló por un callejón de tierra plagado de cañaverales.  

Fue entonces que al sacar el preservativo para iniciar el servicio, observa atónita como el sujeto sacó un arma y le dijo: ‘A mí no me vengas con pelotudeces, si yo se que te gusta ser cogida sin globito’. Ante los insultos y amenazas, Yenifer se llenó de miedo, sin embargo junto valor y le dijo: ‘prefiero morir de un tiro, a morir de una enfermedad de transmisión sexual’

‘Desde cuando te cuidas, si son todas iguales’, le gritó totalmente sacado el sujeto. Ella se mantuvo firme y le aseguró que no realizaría el servicio, así que si quería le podía meter el tiro. En ese momento, el hombre le pidió a la chica trans que se baje del auto, pero ella  al ser consciente de estar en medio de un descampado en Pocito, en plena madrugada, le rogó que por favor no la dejara abandonada en ese lugar. El arrancó nuevamente el vehículo y manejó hasta ver las luces de la ruta, casi a un kilómetro de llegar nuevamente a la ruta, lugar en donde se volvió a detener y le gritó con violencia que se bajara porque le daba asco.

Yenifer se bajo con el miedo de ser impactada por una bala de espaldas, en ese momento del relato su voz se aceleró como recordando a piel ese instante en donde su vida corrió peligro. ‘Cuando me bajo, salgo corriendo hacia una acequia a la que me largue. Era como un metro y medio de profunda’. El violento empezó a dar disparos al aire, mientras ella seguía escondida, como no la encontraba por la oscuridad de la zona, después de varios minutos arrancó el auto y se fue.

Al asegurarse de que su secuestrador se había marchado del lugar, decidió salir del pozo al que se había largado para salvarse la vida. ‘Eran como las 6 de la mañana, ya estaba aclarando y yo había pasado mucho tiempo ahí metida, me sentía segura, aunque escuchaba sus pasos y me aterraba’, manifestó con voz nerviosa.

Cuando la chica trans sintió nuevamente tranquilidad, salió lentamente del pozo, toda acalambrada. Todavía temblando, con la sensación de haber  experimentado la muerte pasar tan cerca, caminó hacia la Ruta en plena mañana, un auto que pasó a esa hora se apiadó de ella y la dejo en la esquina de 9 de Julio y Avenida Rawson, en Capital. Estaba a salvo, había sobrevivido a la suerte de un sujeto totalmente enloquecido, que la secuestró y trató de matarla en un descampado de Pocito.

Otra noche, como todas las noches de trabajo, pero esta vez en la intersección de Mitre y Caseros, Yenifer se subió al auto de un joven que la llevó a un barrio retirado en Albardón. Al llegar a la casa, el sujeto abre la puerta y la hace pasar por un pasillo. Al final se encontraba el fondo con un descampado con unos’ yuyos inmensos’ según su relato. Entonces el cliente le dijo entre risas ‘mira si no tengo para tirar un cuerpito aquí’.

A esa altura, Yenifer, contó que volvió a sentir el mismo miedo de cuando fue secuestrada en Pocito, su voz era temblorosa al rememorar toda la increíble y difícil situación que vivió.

Cuando el joven cierra la puerta, aparecen otros tres, con manoplas y cuchillos, a lo que horrorizada la chica trans les rogaba que no la lastimen. En esos instantes, la trabajadora sexual solo podía pensar en su hermana menor y su pequeña hija de un mes, que ella tenía a cargo desde hace un tiempo. ‘Yo les contaba que hacía un mes que había nacido mi sobrina, que mi hermana dependía de mí y si ellos me mataban, ellas se quedarían solas, les decía que, si querían tener sexo conmigo, lo hicieran, pero que no me lastimaran’, la sanjuanina aceleró su relato con desesperación y prosiguió

Los secuestradores la tomaron, la ataron a la mesa boca abajo, y comenzaron a violarla. Además, los sujetos tomaban bebidas alcohólicas y consumían cocaína en la cintura y la cola de Yenifer. ‘Me insultaban de todas las formas posibles, me penetraban y me pegaban, yo no daba más’, contó la chica trans sobre las cuatro horas de vejación que vivió.

Uno de los secuestradores le dijo, aprovechando que los otros tres se quedaron dormidos, que la soltaría, pero que tenía que correr con lo puesto, que era una bombacha y el corpiño. El joven le dio su remera, Yenifer inmediatamente después de ser desatada salió corriendo, pero al cruzar el umbral de la puerta, el mismo sujeto que la había ayudado a escapar gritó: ‘se está escapando’.

La chica trans en su desesperación corrió varias cuadras, hasta que vio a una señora que había salido a regar, aprovechando el fresco de la mañana. Poniéndose la remera, le contó que la habían secuestrado y que se había escapado. La mujer la metió a la casa, le dio un vaso con agua con azúcar y llamó a la Policía.

Al llegar el personal policial, la subió al patrullero y la llevó hasta la ruta, donde la dejaron, argumentando que más no podían hacer. Yenifer se quedó al costado de la ruta llorando por lo que acababa de vivir, con la remera puesta de uno de sus secuestradores, en ropa interior y descalza.

En un momento se paró un remis y la llevó hasta la casa de una amiga, a donde llegó lastimada y asustada. La trabajadora sexual necesitó varias horas en compañía de su amiga para tranquilizarse y por fin a las 15 horas llegar a su casa, poniéndole fin a ese calvario que le tocó vivir trabajando en la calle.

Actualmente, Yenifer se desempeña como empleada doméstica, dejando de lado el trabajo sexual hace varios años. Atrás quedaron esos días de miedo a que le volviera a suceder algo similar o una tragedia. ‘Hasta el día de hoy esa sensación la sigo teniendo intacta, como si la estuviese viviendo en estos momentos. Me sentía desbastada por no poder contar con la ayuda de nadie’, expresó la chica trans al contar sus dos duros testimonios trabajando en la calle.