Aniversario

Sobrevivió al terremoto y a sus 90 años recordó la catástrofe del 44'

Andrés Gudiño tenía 13 años cuando ocurrió la peor tragedia Argentina. A 77 años de aquella noche de terror, contó su experiencia en primera persona.
viernes, 15 de enero de 2021 · 12:56

Andrés Gudiño tenía 13 años cuando ocurrió el terremoto más devastador de la historia de San Juan. El 15 de enero de 1944 estaba en su casa ubicada en el corazón de Villa Krause, había llegado de la casa de una tía cuando comenzó el desastre.

Hoy, con 90 años, sigue viviendo en ese mismo lugar donde sobrevivió a la mayor catástrofe natural. En una entrevista exclusiva, recordó el hecho ante las cámaras de Canal 13 San Juan.  “Vivíamos en un terreno grande. Cuando empezó a temblar salimos todos corriendo y nos resguardamos debajo de un naranjo. Veía el agua del pozo balancearse, las paredes de la casa eran de adobe, era una casa alta. Veía que el techo se salía de lugar. Pero, cuando dejó de temblar la pared quedo derecha”, recordó.

Pese a que él y sus padres lograron salir de la casa, adentro quedó su hermanita de apenas un año. Ni bien finalizó el sismo, la mamá de Andrés corrió al interior del domicilio y logró rescatar a la niña. Afortunadamente la pequeña no sufrió heridas pese a que el revoque de las paredes había caído sobre la cama en la que estaba acostada, contó.

Sus otros hermanos no estaban en la casa al momento del temblor, habían salido a comprar y también lograron reunirse con su familia minutos más tarde.  

Andrés comentó que en la zona de Villa Krause el terremoto no dejó graves consecuencias como en Capital y otras localidades más afectadas.  Recordó que si bien hubo daños materiales, no hubo un número elevado de víctimas fatales ya que se trata de un terreno muy firme y en ese entonces no era tan poblado.

No obstante, la gente en la calle estaba conmocionada. No había mucha información sobre lo que había ocurrido y todos eran comentarios.

Fue unos días después, cuando un tío de Andrés, lo llevó a Capital y ahí pudo dimensionar la magnitud de la catástrofe. “Estaba todo destruido. La gente estaba en las calles se abrazaban, lloraban y todo. No se sabía quinen estaba vivo y quién no”, recordó.

Luego pasaron por el hospital Rawson donde vio que había mucha gente herida en los jardines del centro de salud, al aire libre.

También pudo recorrer las inmediaciones del Cementerio de la Capital. Allí observó una enorme fosa que habían abierto para enterrar y cremar a los fallecidos del terremoto. “Habían hecho una fosa muy grande como una pileta y en los camiones de la municipalidad traían los cadáveres. Levantaban el volquete y los muertos caían a la fosa. Luego dicen que los quemaban a los cuerpos”, contó el sobreviviente.

El hombre también contó sobre los difíciles momentos posteriores a la catástrofe. La noche era uno de los momentos más complicados y todo era peor debido a las fuertes lluvias que azotaron a la provincia tras el terremoto.

Gudiño contó que por temor al derrumbe de su vivienda, su padre construyó estructura con palos, madreras y cañas en el terreno donde pasaban la mayor parten del día. Sin embargo, en la noche o por las lluvias debían entrar a la vivienda.

Andrés confesó que nunca estuvo asustado, solo miraba todo lo que había ocurrido, porque afortunadamente su familia estaba ilesa.

Días más tarde, llegó la ayuda para las víctimas y damnificados. “Trajeron el Comando, lo armaron frente a la Iglesia en la plaza de Villa Krause. Esa gente traía mercadería y les repartían a los vecinos. Quesos, y todo tipo de mercadería. Pasados unos días traían mantas, también entregaron carpas a la gente que se había quedado sin casa”, comentó.

Con el correr del tiempo, los comentarios sobre lo que había pasado comenzarían a provocar miedo en Andrés. “Unos decían que el cerro se había hundido, ahí empezó el miedo. Antes no tenía miedo porque nadie sabía nada pero después los comentarios decían muchas cosas”, dijo.

Recordar ese momento a los 90 años

Yo no recibí un choque fuerte. En los vecinos no hubo desgracia. En algunas casas se cayeron paredes, otras se trizaron, etc. A varias les pusieron palos. Mi casa quedó en pie. En el centro fue más crítico por las casas tipo coloniales. Les hacían un metro de altura más para que parezcan más altas. Eso se cayó y mató un montón de gente. Los escombros iban a parar a la calle y mataron a mucha gente”, rememoró.

Pese a que algún tiempo dejó su casa por destinos de la vida, Andrés hoy en día vive en el mismo lugar donde le tocó atravesar la trágica noche del 15 de enero de 1944.