TESTIMONIO

Dos años después de su rescate habló Benjamín, el nene del milagro

Tenía apenas 5 años cuando desapareció en La Laja. Sobrevivió en el desierto solito y hoy lo cuenta a Diario 13.
jueves, 18 de marzo de 2021 · 19:46

El 18 de marzo de 2019 Benjamín Sánchez tenía 5 años y quiso ver las “montañas de nieve”, como aún les llama él a las lomas que rodean el desierto El Salado, ubicado en La Laja, localidad de Albardón. Pasaba la tarde junto a su familia cuando vio cúmulos de tierra que a lo lejos parecían picos nevados y caminó hacia allá. Así comenzó una historia inolvidable, grabada en la memoria de todos los sanjuaninos y sanjuaninas que vivieron con angustia las horas de búsqueda y finalmente el feliz rescate.

Por primera vez, Benjamín contó en primera persona cómo fue aquella experiencia. Y lo hizo en una entrevista exclusiva con Diario 13.

Aquel día, su madre, Andrea, advirtió que se alejaba de la zona donde se había reunido con una familia amiga para disfrutar el domingo e inmediatamente fue tras él. Las hermanas también lo persiguieron para decirle que vuelva, pero en segundos se esfumó, como si jamás hubiese estado en el mismo lugar.

Eran aproximadamente las 17 horas cuando Benjamín dijo que escuchó los gritos de su madre y hermanas, pero no podía verlas. “Yo les decía fuerte: ‘¡Ya voy!, pero ellas seguían gritando”, contó Benja. Cuando intentó regresar al sitio seguro, donde estaban todos, se encontró con un paisaje diferente: tierra, miedo y una anécdota que jamás olvidará.

Concentrado en un punto fijo inexistente, Benjamín intentaba reunir los detalles para contarlos a Diario 13 y, tras un silencio propio de quien intenta asimilar un duro recuerdo, dijo: “Fui para volver a donde estaba con mi mamá y me quedé en una montañita, porque habían desaparecido todos”.

Su tono de voz cambió. La historia de su vida entró en una parte oscura. “Me fijé en todos los árboles y no estaban. Me fui y caminé, caminé y caminé”, contó en la entrevista, mientras abría los ojos, quizás asombrado por el recuerdo de los 21 kilómetros que caminó solo y de noche en el desierto sanjuanino.

Cuando se cansó buscó alimento y solo encontró “unas plantitas”. Un poco más relajado se detuvo a hablar de su cena improvisada. “Saqué las plantas que no estaban feas, no estaban ricas, pero las comí igual porque me ayudaban a que ya no tenga hambre”, dijo y esbozó una sonrisa a la que le faltan algunos dientes. El Ratón Pérez pasó por su almohada hace solo dos semanas.

Para la sed y el cansancio no halló más alivio que dormir llorando. Al decir esas palabras, “me dormí llorando”, sus ojos volvieron a empañarse como aquella noche donde la luna llena iluminaba las colinas de tierra y las pocas partes llanas. Se encogió de hombros  y pausó su relato.

Llorando como el niño que aún es, tiene solo 7 años, siguió: “Me levanté y grité que quería estar con mi mamá y lloré y lloré”. El sol ya quemaba en la zona y la desesperación de su familia, de los equipos de búsqueda y toda la provincia eran insostenibles. Encontrar a Benjamín con vida era el objetivo de uno de los operativos más grandes que desmontó San Juan. El ejército, la Policía, deportistas, baqueanos, cuatriciclos, motos, autos y personas a pie, conocidas y desconocidas para él, circularon por La Laja para dar con su paradero durante las casi 24 horas que estuvo desaparecido.

Benjamín veía los autos y las motos, les gritaba. No sabía que lo buscaban e igual les pedía ayuda, aunque no lo veían. Era invisible para todos: “tenía sed, sueño, me dolían los pies, me sonaba la panza y me daba dolor de cabeza. Me sentía mal. Veía pasar a los autos rápido y no me escuchaban”.

“Al final vinieron unas motos, me encontraron y me llevaron”, resumió de forma seca sobre el exitoso rescate que terminó casi un día después de que se perdió, el 18 de marzo a las 16.30 horas. ¿Qué sintió, qué pensó, que quería durante el tiempo que estuvo perdido?, respondió tajante y sin dudarlo: “Pensaba en estar con mi mamá”.

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