SAN JUAN

No la Chingues Wey

Viene bien esta nota hasta los huesos de Alejandro Sánchez y Rodolfo Soler, en medio del velorio, en medio de los respetos, de los silencios, y en medio del hueco del corazón de padre al que no se le cae de su boca la palabra: trabajo, amor y pasión.
martes, 6 de abril de 2021 · 22:07

Gerónimo está velando a su hijo.
Su hijo ¨EL ALBERTO¨, como repite varias veces en la entrevista televisiva de CANAL 13 y como no queriendo perder el privilegio íntimo de paladear ese nombre. Su hijo, se murió con más de 80 títulos antes de los 24 años siendo EL WEY ZAPATA. 

Mira al cronista y le dice ¨...si es por lo que ganó debiera tener 40...¨. EL PADRE sigue hablando de El Alberto como si estuviera vivo, o como si el orgullo le sobrara para siempre en la pena y en el pecho. 
Gerónimo le heredó a su hijo la pasión fierrera y la sonrisa, otro tesoro, que nadie advirtió hasta que EL ALBERTO se transformara en EL WEY a prueba de olvidos.
Gerónimo habla despatarrado con muchas ¨rr¨, y con un tono de permanente buena vibra siempre. Algo mucho de este padre quedó para siempre en la inmortal actitud de vida que tuvo EL WEY.
Gerónimo se prende el cigarro a medio barbijo y lo mira al periodista con una simpleza sabia, .. ¨este trabajo tuyo, si no te gusta lo que hacés no lo podés hacer bien... te podrás meter unos mangos en el bolsillo pero si no te gusta no lo podés hacer bien. EL ALBERTO amaba lo que hacía ¨. 
Es una respuesta a muchos que cuestionamos y cuestionan en la redacción y en las redes, lejos de esas vivencias de amor y lejos de esa pasión. 

Viene bien esta nota hasta los huesos de Alejandro Sanchez y Rodolfo Soler, en medio del velorio, en medio de los respetos, de los silencios, y en medio del hueco del corazón de padre al que no se le cae de su boca la palabra: TRABAJO, AMOR y PASIÓN.
Viene bien, que sea justo él, el laburante eterno, el mecánico de todos, el que ponga este tono respetuoso y de admiración hacia el hijo que decidió vida propia.
Él también responde en esa nota...¨la moto se maneja con las piernas¨, ¨le estaba enseñando a sus alumnos, ya daban hasta dos vueltas al circuito con una mano ¨.
Gerónimo mira el cielo como dando entidad a un espacio ganado, y hace referencia a los líderes institucionales políticos del mundo que quisieron ayudarle,  pero más se llena de emoción cuando habla de las hinchada de Boca y de esa pasión que lo esperó y sorprendió con banderas y cánticos en cada lugar que llegaba EL WEY, con salto y espacio ganado a puro pecho y actitud bostera. 
Gerónimo, de permanente sonrisa y cigarro ladeao, el trabajador incansable de motores que los finde descansaba en otros motores, habla del Ángel de la Guarda, para explicar el único motivo por el que decidió ¨el Alberto, el Wey¨ cambiar la decisión y viajar a Córdoba a último momento.
El ángel de la guarda, que seguramente hace unos meses atrás vino para salvarlo y para entrenarlo, para darle más luz y más fuerza para los últimos meses de su vida. Gerónimo cree, tiene fe y cree en EL ALBERTO que parió, cree en la pasión y en el trabajo, Gerónimo cree en el ángel de la guarda, sus ojos están brillosos, pero parece que su alma está sabiamente en PAZ.
Hace un rato vi por la tele en directo, lo que nunca antes vi en San Juan.
Ese ángel en el que Gerónimo cree para mí ahora, de verdad existió, hace 4 meses despertó al Alberto y le dijo ¨Vamos a despedirnos bien,... ¨NO LA CHINGUES WEY¨