Cooperativa Boca del Tigre, más que una alternativa agroecológica

La cooperativa Boca del Tigre nació en el 2020, al mismo tiempo en que la pandemia asomaba al mundo para cambiarlo todo. Frente a la necesidad de trabajo, 10 familias de esta comunidad de San Martín se organizaron para producir salsa de tomate de sus propias huertas privadas. Luego de dos años, bajo la premisa del “precio justo” han logrado crecer en el medio de las turbulencias y ser algo más que una cooperativa cumpliendo con otras necesidades sociales para la comunidad.

“Hoy somos unas 40 familias que no solo nos dedicamos a la producción de salsa de tomate, porque se fueron diversificando el trabajo”, contó a Canal 13 Lidia Furlan y agregó, “nos dedicamos a la producción de frutas y verduras, a la multiplicación de semillas de polinización abierta y a la venta de bolsones de verduras agroecológicas organizada en nodos”.

Se trata de varios lotes que van de 2 mil metros cuadrados a 5 hectáreas, cada productor fija un precio por temporada con la Sala de Industrialización, que forma parte de la misma organización, “eso permite que aunque en el mercado el precio baje o suba nosotros mantenemos un precio conveniente para el productor y para la sala de industrialización, que es un grupo de trabajo específico de la cooperativa”.

La propuesta es amplia y económica, además de salsa de tomates, se producen tomates pelados y disecados, también plickles o encurtidos de cultivos de estación, sobre todo de invierno y se usa el membrillo como materia prima de panes y jalea.

Desde hace algún tiempo forman parte de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) lo que les permitió la conquista de derechos y trabajar en conjunto con otros sectores del país. “Por medio de la UTT los productos llegan a otros almacenes del país, a Buenos Aires y ahora estamos viendo de poder mandarlos a un canal de comercialización “Patagonia”, al sur de la Argentina”.

Lidia ratificó la idea de trabajar con precios justos y con productos sanos, “nos interesa trabajar con precios justos, no lograr mayor ganancia, sino intentar llegar con alimentos de calidad y a buen precio”. 

Actualmente trabajan en la multiplicación de semillas frente a los altos precios en las agroquímicas. Son unas 10 hectáreas en Pocito, que multiplican semillas de albaca, acelga, rucula, entre otras.

De la labor cotidiana surgen otras necesidades y demandas de las familias de la localidad, que van más allá de lograr el sustento por medio del trabajo y contempla otras dimensiones importantes, “nuestra intención no solo es apuntar al trabajo, sino resguardar a los trabajadores en muchos aspectos, como en lo educativo, lo cultural, en lo artístico y en la salud”, indicó la entrevistada.

La cooperativa forma parte de la Red de Escuelas Campesinas, tienen un centro cultural y realizan actividades de salud para hacer controles en la población, “gestionamos  que vengan médicas que puedan atender  a mujeres que puedan realizar detecciones tempranas de cáncer de cuello de útero”.

PH: UTT