DESGARRADOR

Una familia llora a Homero, el perro que era uno más y que murió baleado

Jonathan, el dueño, contó que su hijo todos los días pregunta por él. Creen que pudo ser uno de sus vecinos que tiene antecedentes de violencia para con los animales.
viernes, 22 de julio de 2022 · 22:59

Una desgarradora escena fue la que quedó en el fondo de la casa de una familia de Rawson. En el Barrio Virgen de la Merced, una joven pareja y sus dos pequeños hijos lloran la muerte de Homero, el perro que hasta el martes fue uno más de ellos, y que murió tras ser baleado. La mascota que eligieron enterrar en el fondo, y a los que los obreros que trabajan en la casa le pusieron una cruz con su hombre para recordarlo, ya que el bueno de Homero se hacía querer con facilidad, según le contó al móvil de Canal 13, Jonathan, uno de los dueños del animal.

La pesadilla de la familia empezó el martes en la mañana alrededor de las 10:30. Antes de eso, El joven papá, que había llegado de trabajar a las 7:30 fue recibido por la mascota de la casa. Guardó la moto, y lo sacó a pasear. Luego se acostó a dormir y como a las 8:30 llegaron los albañiles, entonces el cachorro de 11 meses, fiel a su costumbre, ganó la calle y fue dar vueltas.

Cerca de las 10:30, la pareja de Jonathan llorando lo despertó. Los obreros le habían contado que Homero estaba tirado en una esquina del fondo, sangraba y no reaccionaba.  Tenía un orificio por donde sangraba. De inmediato, Jonathan, con ayuda de los trabajadores lo llevaron hasta el interior de la casa. Cuando lo dieron vuelta tenía otro orificio. Entonces decidieron llevarlo de urgencia a alguna veterinaria.

En dos clínicas le bajaron el pulgar, porque les aseguraron que no tenían los medios suficientes para tratarlo, puesto que seguramente había sido herido por un arma de fuego. En la tercera veterinaria que consultaron, en Trinidad, lo recibieron. De urgencia lo operaron abriéndole el abdomen y los médicos se encontraron con que tenía tres perforaciones en el intestino grueso. Se había desangrado, por lo que quedó internado. En la madrugada su cuerpo no aguantó más y murió.

Jonathan contó que luego de que Homero quedara internado salieron a buscar por su cuenta rastros o pistas, para esclarecer el hecho. Siguieron un reguero de gotas de sangre y a la vuelta de su casa, en la otra cuadra, dieron con la casa de la esquina de uno de sus vecinos el cual en su vereda tenía manchas de sangre, pero con forma más contundente. Como si el perro hubiese recibido el disparo en ese lugar y se hubiera empezado a desangrar ahí mismo.

Tanto el joven como su pareja sacaron fotos y filmaron tratando de generar pruebas que le sirvan a la Policía. Según el relato de Jonathan, les consultaron a los dueños de la casa si tenían idea de las manchas de sangre en su vereda, pero les contestaron de mala manera, con respuestas esquivas y una frase que los hirió: ‘Si el perro no hubiera estado suelto, no le pasaba nada’.

‘Nosotros quisimos aclarar las cosas de buena manera, es raro que cuando encontras sangre en la puerta de la casa de una persona, y cuando le consultas contestan y actúan con poca preocupación’, manifestó el dueño del animal.

Ningún vecino les aseguró haber visto la escena en donde Homero recibió el disparo. Algunos dicen haber escuchado que un perro ladraba, otros haber oído un disparo.

Además de las manchas de sangre en el frente de la casa de su vecino, la mala predisposición para atenderlos y la fuerte frase, la pareja sumó una nueva cosa que los hace inclinar por este hombre como el único sospechoso del asesinato. En el grupo de WhatsApp de los vecinos del barrio, el sujeto siempre opinaba que, a los perros sueltos por la zona, que rompen la basura, que andan por las calles o incluso a personas ajenas que merodean el lugar, ‘hay que meterles un corchazo’.

‘No quiere decir que esas frases lo hagan culpable, pero todo apunta ahí’, señaló Jonathan. Lo damnificados hicieron la denuncia, por lo que personal de Policía Científica trabajó en la vereda de la casa de Homero. Otros efectivos fueron en dos oportunidades a la casa del vecino señalado, pero nadie los atendió, según contó el joven.

La familia tuvo palabras de agradecimiento para los obreros que en todo momento se portaron más que bien con la familia. ‘Entendieron por lo que estábamos pasando, y sin necesidad de hacerlo no me dejaron que cabe el poso, lo hicieron ellos, lo enterraron ellos y le pusieron una cruz’, contó el muchacho.

Para esta familia rawsina Homero era uno más de la familia. ‘Yo llegaba y pensaba en el Homero que ya va jugar. Jugaba todo el tiempo con mi hijo más pequeño, se crio con él, era muy bueno’.

Jonathan y su esposa no saben que decirle a su hijo más pequeño que a cada rato pregunta por su fiel amigo. ‘Se crio con mi hijo, y ahora mi pequeño no lo tiene, y todos los días me pregunta por él. Ve una foto del perro y se le llenan los ojos de lágrimas, al igual que mi esposa que está destruida. Para algunos un animal no era nada, pero para nosotros era uno más de nosotros’, exclamó con dolor y bronca por la forma en la que les arrebataron a Homero.