Este martes 3 de junio se cumplen diez años del primer grito colectivo de "Ni Una Menos", un movimiento que emergió desde la sociedad civil para visibilizar la violencia de género y exigir justicia ante los femicidios. En San Juan, la jornada se conmemora con una movilización que partirá desde Plaza 25 hacia el Anfiteatro El Globito, donde se realizará un festival con danza, poesía y lectura del documento político de las organizaciones convocantes.

Yanina Opasso, militante de Ni Unx Menos San Juan, reflexionó en Canal 13 sobre la evolución del movimiento y el preocupante contexto actual. “Hoy es un día muy importante. Hace diez años atrás comenzamos a levantar esta bandera, pidiendo por no más violencia de género, no más femicidios, no más impunidad”, expresó.

El movimiento Ni Una Menos marcó un antes y un después: “Sirvió para visibilizar las violencias, para sacarlas del ámbito privado y ponerlas en agenda. Empezamos a debatir qué tipo de políticas queríamos, pero hoy, lamentablemente, vemos un enorme retroceso”, dijo Opasso. En 2018, la organización en San Juan adoptó el nombre Ni Unx Menos, " para incluir a identidades que también eran parte de la colectiva”, explicó Yanina.

Cifras que alarman

Según un relevamiento realizado por la colectiva, entre 1993 y 2025 se registraron 94 femicidios en San Juan. “La violencia no ha cesado de ninguna manera”, lamentó la militante.

entre 1993 y 2025 se registraron 94 femicidios en San Juan

Opasso apuntó directamente al desmantelamiento de políticas públicas a nivel nacional y provincial como una de las causas de este retroceso. “No es solamente la violencia hacia las mujeres, sino hacia todos los géneros. Hoy las trabajadoras están precarizadas, no hay acceso a alimentos básicos. Ni Unx Menos también tiene que ver con eso: con la violencia económica, la psicológica, la simbólica”.

Además de denunciar la violencia sistemática, Yanina señaló que en San Juan las militantes han sido criminalizadas. “Nosotras fuimos perseguidas por hacer acompañamientos. Incomodábamos a los gobiernos cuando íbamos a señalar falencias en la justicia y las instituciones”, recordó. Un caso emblemático fue el de tres militantes judicializadas por pintar una pared: “Algo insólito, pero que funcionó como un mensaje de amedrentamiento”.

También cuestionó el vaciamiento institucional: “Se eliminó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades. Pasó a ser una secretaría y eso implicó pérdida de programas, datos oficiales y acceso a derechos”.

En particular, denunció fallas en la recepción de denuncias por violencia: “Las áreas municipales que recepcionaban denuncias se desmantelaron. En algunos casos, nos ha pasado que en el CABIC no tomaban la denuncia si la mujer no llegaba golpeada”.

¿Retroceso también en las calles?

Opasso reconoció que el contexto económico dificulta la movilización. “Los Encuentros Plurinacionales siguen existiendo, pero ya no están garantizadas cuestiones básicas como una vianda de comida. Aun así, cada año copamos las ciudades. En el último éramos más de 180.000”.

Frente al desfinanciamiento, la colectiva mantiene viva la militancia a través del trabajo comunitario y la autogestión. “Las segundas siguen abiertas, se siguen dando talleres, se sigue alojando a compañeras. La organización no se detuvo, pero el contexto es muy adverso”.

A una década del inicio de Ni Una Menos, la sensación es agridulce. “No hay nada que celebrar. Solo el hecho de que seguimos de pie y que seguimos sosteniendo esta lucha colectiva”, concluyó Yanina Opasso.