Cada 24 de junio San Juan celebra a su santo patrono, San Juan Bautista, y junto con ello revive una tradición, es decir la emblemática fogata. Esta práctica milenaria que simboliza la purificación y el renacimiento. 

“El nombre de San Juan no fue casual. Juan Jufré, el fundador de la ciudad, lo eligió en honor a su pueblo natal, Medina de Río Seco, en Castilla, cuyo patrono era precisamente San Juan Bautista”, explicó el periodista e historiador Luis Eduardo Meglioli en diálogo con Canal 13.

San Juan Bautista es una figura clave en la tradición cristiana: “Fue el último profeta antes de la llegada de Cristo, nació unos seis meses antes que Jesús y fue quien lo bautizó en el río Jordán". "Tuvo una gran influencia en su época y su legado llegó hasta estas tierras a través de la cultura española”, detalló Meglioli.

24 de junio: Día de San Juan Bautista

Una de las costumbres más arraigadas vinculadas al santo es la fogata, un ritual que en Europa se celebra desde tiempos antiguos para “ahuyentar los males, pedir buenos augurios y comenzar de nuevo”. En San Juan, esta tradición cobró fuerza con los años y, aunque estuvo algo desdibujada en décadas pasadas, vuelve a ocupar su lugar con nuevos formatos.

La noche de este lunes, la capital fue escenario de una celebración que incluyó misa, procesión y quema simbólica. “La procesión partió desde la Catedral y se dirigió hacia el barrio Manantiales, en una caminata de más de una hora que culminó con la tradicional fogata”, relataron desde la organización.

Uno de los elementos novedosos de esta edición fue la posibilidad de escribir en papeles deseos o cosas que los vecinos quisieran dejar atrás, para luego arrojarlos al fuego. “Es un gesto espiritual y catártico —aclaró Meglioli— que antes la gente hacía en sus casas, pero hoy se propone como parte del evento”.

La tradición, sin embargo, no es exclusiva de San Juan. En España y otras regiones se celebra el 24 de junio con diferentes ritos: “En lugares como Alicante, Valencia o Barcelona es común bañarse en el mar. Allá es verano, el calor permite otro tipo de festejos. Acá, en cambio, el frío convierte al fuego en protagonista”, señaló el historiador.