Día del Padre atravesado por la ausencia: Jorge Verdú, a 23 años del doble crimen que marcó a San Juan
A más de dos décadas del brutal asesinato de su hija Natalí y de su esposa, la abogada Ana Gómez, Jorge Verdú enfrenta otro Día del Padre en soledad, sin respuestas de la Justicia. “Mientras tenga vida, no voy a abandonar la lucha”, afirma con una dignidad que conmueve.
Este domingo no será uno más para Jorge Verdú. En septiembre se cumplirán 23 años del doble crimen que estremeció a San Juan y ahora le tocará volver a enfrentarse al Día del Padre con el peso de una ausencia que duele cada día más: la de su hija Natalí y de su esposa, Ana Gómez, asesinadas en su casa de Avenida Libertador en septiembre del 2002, en uno de los hechos más aberrantes y aún impunes de la historia judicial de la provincia.
“Cuando las personas perdemos a un hijo, hasta el final de nuestros días, vamos a llorarlo y sufrirlo”, dijo Jorge, con voz serena, pero cargada de una tristeza que no ha encontrado consuelo en la justicia. “En nuestro caso, fue uno de los casos más injustos que hubo en San Juan”.
A lo largo de los años, no solo ha debido soportar el dolor del crimen, sino también el destrato judicial. “El juez, Guillermo Adarvez, actuó con inexperiencia y no merecíamos que nos traten como nos trataron. El daño que nos hicieron fue enorme, y tan injusto de parte de la justicia”, remarca. La causa se cerró sin culpables, sin una línea clara, sin una explicación convincente. “Ellos lo dieron por cerrado, se cerró la investigación y se acabó”, recordó.
Verdú no pierde la fe. Hoy vive solo. Emmanuel, su hijo, formó una familia y tiene una hija pequeña, en quien Jorge dice ver reflejada a Natalí. “Tratamos de seguir viviendo y seguir creyendo en Dios. Yo sé que algún día voy a tener a mi hija, a mis padres y a mis seres queridos. En el cielo voy a volver a verlos”.
Pero el dolor no cesa. “Mi hija fue maravillosa y su madre fue una de las abogadas más honestas de la provincia. Ninguno merecía lo que pasó”, afirma, y cuenta que recientemente descubrieron que habían desaparecido papeles de un campo que pertenecía a su esposa. “Pensamos que es más simple de lo que creíamos. Creemos que los criminales están en Valle Fértil o La Rioja. Si hubiésemos tenido la ayuda del juez y de la Policía, hubiera sido otro el resultado”.
Sobre la posibilidad de una justicia reparadora, se lamenta: “Uno no puede imaginarse el dolor hasta que no lo vive. Lo que uno quiere es un sistema carcelario distinto. Que hubieran encontrado a esos delincuentes y que trabajaran toda su vida en la cárcel como para devolverle algo al pueblo”.
Con lucidez, Jorge también apunta al sistema: “En Argentina los casos prescriben en 12 años aproximadamente. En el resto del mundo, este tipo de casos no. Porque uno nunca se sabe si en 20 años pueden encontrar a los delincuentes”.
Con profundo respeto por la sociedad sanjuanina, agrega: “No fue así por parte de la gente. Siempre se solidarizaron con nosotros. No puedo decir nada más que darles las gracias. Nos han apoyado hasta el día de hoy”.
Jorge Verdú no se rinde. No por venganza, sino por memoria, por justicia, por amor a su hija y en homenaje a su esposa. “Mientras tenga vida no voy a abandonar la investigación ni la lucha”, sostuvo. Y dejó un mensaje claro: “Un país que no tiene justicia, no tiene futuro. No deberíamos dejar de reclamar este tipo de hechos y la injusticia”.