Ellas y sus primeros pasos en lo laboral: desde promotoras y docentes hasta periodistas
La ministra Laura Palma, la intendenta Daniela Rodríguez, la diputada Nancy Picón y la jefa de prensa del Ministerio de Producción, Federica Mariconda, compartieron cómo fueron sus primeros pasos en el mundo laboral y qué enseñanzas les dejaron esas experiencias.
Cada 1° de mayo es una oportunidad no solo para celebrar el Día del Trabajador, sino también para mirar hacia atrás y recordar los inicios, las enseñanzas y los desafíos que cada persona atravesó en su camino laboral. Ya sea en un oficio o una profesión, con empleo formal o independiente, cada experiencia deja una huella.
En ese espíritu, Diario 13 conversó con mujeres del ámbito político sanjuanino para conocer cómo fueron sus comienzos en el mundo del trabajo y qué aprendizajes les quedaron de aquellos primeros tiempos.
Una de ellas es Daniela Rodríguez, actual intendenta de Chimbas. Si bien hoy su trayectoria está profundamente ligada a la política, sus inicios fueron muy distintos. “Mis primeros trabajos fueron como promotora de productos en supermercados, profesora particular de inglés y también me desempeñé en el área administrativa de un club muy reconocido de San Juan en materia turística”, relató.
Con naturalidad, Rodríguez compartió algunas de las enseñanzas que le dejaron esos primeros empleos: “Aprendí a desenvolverme, a administrar mis recursos y a esforzarme”, aseguró. Entre los recuerdos más significativos de su juventud, evocó: “Caminaba 45 cuadras todos los días para ahorrar dinero y poder pagar la cuota de mis estudios, las fotocopias y el colectivo”.
Otra de las voces que compartió sus primeros pasos laborales fue la diputada nacional Nancy Picón, quien desde muy joven se vinculó al ámbito público. “Mi primer trabajo fue en la Municipalidad de Santa Lucía a los 17 años. Estudiaba en la escuela San Martín y nos enviaron a hacer prácticas. A mí me tocó en el área de Despacho, mientras que otra compañera fue destinada a otro sector. Después de esas prácticas, nos dejaron trabajando a ambas por unos meses”, recordó.
Ese primer acercamiento no fue casual: estaba relacionado con lo que más le interesaba. “Mi tarea consistía en la parte resolutiva y legal de los expedientes, algo que tenía mucho que ver con lo que yo quería estudiar”, señaló. En ese sentido, destacó la importancia de ese primer trabajo para entender el dinamismo que requiere la gestión pública. “Todos los expedientes pasaban por Despacho, así que era clave que tuvieran un tratamiento rápido para que pudieran seguir su curso y dar respuesta”.
Más adelante, su camino laboral se diversificó. “Después de ahí trabajé un tiempo y luego pasé a la Clínica Luz y Fuerza, donde fui secretaria en el laboratorio de un bioquímico”, relató. También sumó experiencias en el sector privado: “Trabajé promocionando la tarjeta Falabella y también en la cochería San Ramón”.
También se sumó al recuerdo la ministra Gobierno, Laura Palma, quien compartió cómo fueron sus primeros pasos laborales durante la adolescencia. “Mi primer trabajo fue cuando comencé la escuela secundaria. Estudiaba en el Colegio Froilán Ferrero y todos los veranos preparaba estudiantes en mi casa. Algunos eran compañeros de curso que debían rendir materias, y otros eran más chicos que yo”, contó.
Aquella experiencia, más allá de brindarle un ingreso, fue una verdadera escuela de vida. “Este trabajo me enseñó no solo la disciplina de cumplir con un horario y organizar mis actividades de vacaciones fuera del tiempo comprometido para trabajar, sino también a fijarme objetivos y experimentar la satisfacción del deber cumplido. La posibilidad de ayudar a otros con lo que yo sabía fue realmente muy gratificante”, reflexionó.
Por su parte, Federica Mariconda, Jefa de Asesores del Ministerio de Producción, rememoró con orgullo su primer empleo, también muy vinculado a su vocación actual. “Mi primer trabajo fue en la redacción de un diario, como periodista política. Eran épocas de mucho rigor y un ámbito casi exclusivo de hombres. Para llegar ahí participé de un proceso de selección entre unas 100 personas y, cuando dijeron que estaba entre los 4 seleccionados, fue tocar el cielo con las manos”, recordó.
Mariconda destacó que aquella experiencia no solo fortaleció su perfil profesional, sino que también marcó su carácter. “Aprendí de equilibrios, entre mis ideas y la necesidad de acatar los lineamientos de mis jefes. Que es bueno ser metódico, que las observaciones de los demás te fortalecen y ayudan a superarte. Que si cada día intentás dar lo mejor, hay frutos: crecimiento profesional y personal”, señaló.
Finalmente, dejó una reflexión que interpela a las nuevas generaciones: “Hoy veo jóvenes con otros niveles de compromiso, o donde pretenden resultados instantáneos sin resignar demasiado a cambio. Obviamente, el mundo laboral es diferente al de mis inicios. Pero hay algo que no cambia: el valor del trabajo que nos dignifica, que nos conecta con lo mejor de nosotros mismos”.