Ellos y sus primeros trabajos: desde deportistas, auditores hasta ayudantes de sus padres
El diputado Andrés Castro, el senador Bruno Olivera, el diputado nacional "Coqui" Chica y el ministro Gustavo Fernández contaron en Diario 13 cómo fueron sus experiencias en el ámbito laboral
El trabajo, en muchos casos, llega temprano en la vida. Ya sea a través de prácticas escolares, como forma de colaborar en el hogar o por iniciativa propia, representa una puerta de entrada a un mundo de responsabilidades, aprendizajes y crecimiento personal. En el marco del Día del Trabajador, varios políticos sanjuaninos compartieron con Diario 13 sus primeros recuerdos laborales y las enseñanzas que esos momentos les dejaron.
Uno de ellos fue el senador nacional Bruno Olivera, quien comenzó su camino profesional vinculado al análisis organizacional. “Mi primer empleo fue como auditor interno en IMPSA, en Mendoza. En el marco de mis funciones, analizaba los procesos de todas las áreas de la empresa, identificando oportunidades de mejora". A su vez mencionó que “Esta experiencia me brindó una visión integral sobre la importancia de la comunicación y la coordinación interdepartamental para el funcionamiento óptimo de una organización”.
A la vez, reflexionó sobre el valor del trabajo en la formación personal: “Sin lugar a dudas, estoy de acuerdo con esa frase que dice que el trabajo no es solo una fuente de ingresos, sino también una forma de desarrollar habilidades personales y construir el carácter. Te da una visión basada en el esfuerzo, la constancia y el compromiso”.
También se sumó a compartir su recuerdo el diputado nacional Coqui Chica, quien rememoró sus inicios ligados al deporte profesional: “Mi carrera como futbolista comenzó en el Club Tenerife, en España. Aquella experiencia no solo marcó el inicio de mi vida laboral, sino que transformó mi manera de entender la vida”.
Con emoción, destacó el aprendizaje que le dejó esa etapa: “El deporte me inculcó valores que todavía hoy me acompañan: la disciplina cotidiana, el respeto por los demás, la fuerza del trabajo en equipo y la resiliencia ante cada desafío. Compartir un vestuario lejos de casa me enseñó, además, la importancia de la humildad y el compromiso”. Y concluyó: “Esos aprendizajes no se quedaron en la cancha: los llevé conmigo a cada etapa profesional y personal que vino después”.
Por su parte, el ministro de Producción y Trabajo, Gustavo Fernández, repasó dos momentos que marcaron su ingreso al mundo laboral. “Podría decir que tuve dos primeros trabajos. El primero fue siendo adolescente, allá por mis 14 o 15 años, cuando ayudaba a mi mamá en su estudio contable. Hacía trámites, completaba planillas, cosas sencillas, pero que me enseñaron desde temprano el valor del compromiso y de hacer bien las cosas”.
Más adelante, ya con formación académica, dio otro paso importante: “Mi primer empleo formal fue como analista de costos y gestión en una empresa de transporte de cargas. Tenía 20 años, estudiaba en la facultad, y aprendí algo que hasta hoy llevo conmigo: que el trabajo es una fuerza, un motor que, si uno acompaña ese impulso con disciplina y con orden, te abre caminos, te va configurando en tu desarrollo personal y te hace sentir que das un aporte a la sociedad”.
Finalmente, subrayó la importancia de la formación: “Es fundamental valorar la cultura del trabajo y prepararse para ella. Aprender y trabajar son conceptos que nos hacen crecer como personas y como comunidad”.
El diputado provincial por Sarmiento, Andrés Castro, también se sumó a este repaso por los primeros pasos laborales. “Mi primer trabajo formal fue en cuanto me recibí de ingeniero, en el 2015. Me gradué en agosto y el 2 de noviembre comencé a trabajar para la compañía minera Barrick Gold, en la mina Veladero”, recordó.
Sobre esa etapa, aseguró: “Fue una experiencia muy valiosa para mí. Trabajar en una compañía tan importante y en un proyecto de esa magnitud me permitió desarrollar habilidades y capacidades fundamentales, como por ejemplo, la importancia del trabajo en equipo”.
Sin embargo, su vínculo con el trabajo comenzó tiempo antes, de forma informal, en un entorno familiar. “Mi primer empleo, aunque no formal, fue al lado de mi papá y de mi hermano, en las canteras de caliza de la zona de Los Berros. Me asignaban tareas que no revestían tanto peligro, pero igual me servían para ir entendiendo lo que implicaba ese tipo de trabajo, muchas veces muy sacrificado”, relató.
Con emoción, rememoró una enseñanza que lo marcó para siempre: “Mi papá siempre decía que un lápiz pesa menos que una pala. Y esa frase me quedó grabada. Me impulsó a valorar el estudio, a fortalecer mi carrera y a entender el verdadero sentido del esfuerzo”.