Mientras la mayoría duerme y las calles del centro aún están oscuras, Carlos y Noelia ya están despiertos, calentando el agua y organizando las facturas. El móvil de Canal 13 los encontró en plena rutina, desde las 5:30 de la mañana, listos para recibir a los primeros clientes del día.

El emprendimiento de un matrimonio que, desde hace más de 8 años, ofrece café y cosas ricas

“Antes de las 6 ya tengo gente parada acá. Hay un señor que trabaja en Once que pasa siempre, se llama Rolo, y ya se lleva sus cremonas”, contó Carlos, entre café y risas, orgulloso de la clientela fija que formaron en estos más de ocho años de trabajo.

El puesto está ubicado en Urquiza y Rivadavia, donde ofrecen desde café común hasta capuchino y chocolate caliente, acompañados por cemitas, tortitas, cremonas, raspaditas y maicenitas. También anticiparon que pronto sumarán sopaipillas: “A partir de mañana arrancamos. Son platos voladores, no sopaipillas”, bromeó Carlos.

Pese al frío polar que azotó la provincia, la pareja no baja los brazos. “Esto es parte del oficio, es nuestra temporada alta”, afirmaron. Y aunque muchos les preguntan cómo soportan las bajas temperaturas, tienen clara la respuesta: “Ya estamos acostumbrados. Pasamos frío, calor, lo que sea, pero lo importante es que nos dejen trabajar tranquilos”.

El emprendimiento comenzó como una producción casera, pero con el paso del tiempo decidieron comprar las facturas a una panadería y a una señora que les hace las maicenitas. “Al principio Romina —por Noelia— cocinaba, pero ahora salimos tan temprano que no nos da el tiempo. A las cinco y diez ya estamos retirando las cosas”, explicó.

El día de trabajo termina sobre el mediodía. “Entre las 11:30 y las 12 ya nos vamos. Nuestra siesta es sagrada”, dijeron, entre carcajadas.

Muchos clientes coinciden en que no hay café como el de ellos. “Vengo todos los días, es espectacular”, aseguró un vecino que pasaba por el puesto mientras el aroma a café recién hecho se mezclaba con el movimiento de la ciudad que recién despertaba.