El reconocido médico y científico sanjuanino, Gustavo Ortíz, compartió una charla íntima en Canal 13 San Juan, donde reflexionó sobre los desafíos de su profesión, el impacto emocional que genera la neurocirugía y su vínculo personal con la medicina. Director del Centro de Especialidades Médicas Críticas (CEMEC), recientemente inaugurado en el ex Hospital Español, Ortíz dejó definiciones profundas sobre la ciencia, el dolor y la vida.

Durante la entrevista en Canal 13, el especialista habló del fuerte vínculo emocional que existe entre un médico y sus pacientes, sobre todo en áreas como la neurocirugía, donde se interviene en lo más delicado del cuerpo humano: el cerebro. “En este trabajo, uno no puede desligar los sentimientos”, aseguró. Y agregó que muchas veces, cuando las cosas no salen como se esperan, “esa angustia termina afectando incluso a la pareja o a la relación con los hijos”.

"En este trabajo, uno no puede desligar los sentimientos"

Ortíz recordó cómo nació su vocación: “Yo estaba por entrar a sexto año cuando murió mi papá, en 1981. Perdí ese año, pero él fue el hacedor de mi vocación por la medicina. Era visitador médico. Él fue operado del cerebro en el año 70”. Al preguntarle con quién compartiría un café si pudiera elegir, no dudó: “Me tomaría un café con mi papá”.

"Me tomaría un café con mi papá, que murió en el 81"

También reflexionó sobre la tensión constante que conlleva la práctica médica: “No es sencillo dejar el problema en la puerta de la casa. Estamos hablando del dolor que se siente por la pérdida de una vida. Uno cree que hace todo perfecto, pero a veces se complica, y termina de la peor manera. Y eso no es algo que se pueda dejar de lado”.

Consultado sobre si la ciencia aleja de las creencias religiosas, Ortíz respondió con sinceridad: “Es difícil de contestar. Creo que sí, sobre todo el estudio del cerebro límbico, que es donde se encuentran las emociones. ¿Por qué una persona le gusta a otra? ¿Por qué una sonrisa seduce? Todo eso tiene una explicación en el temperamento, y si uno lo estudia detenidamente, se vuelve difícil sostener ciertas creencias”.

En el plano más técnico, advirtió sobre el impacto de algunas sustancias en el cerebro. Fue tajante al hablar de la ketamina, una droga que ha proliferado entre los jóvenes: “Es un anestésico, un potente alucinógeno que genera una especie de disociación, como una evasión del cuerpo. El uso crónico de la ketamina produce un deterioro cognitivo importante”.

"El uso crónico de la ketamina produce un deterioro cognitivo importante"

Sobre el alcohol y la marihuana también dejó definiciones firmes: “El consumo excesivo de alcohol provoca muerte neuronal y acelera el envejecimiento del cerebro. En cuanto a la marihuana, es una droga común, una mezcla de sustancias derivadas de la planta que también impactan en la función cerebral”.