En los últimos años, el avance vertiginoso de la inteligencia artificial comenzó a cambiar la forma en la que muchas personas acceden a diferentes servicios, incluso aquellos ligados a la salud mental. Hoy, es cada vez más común que usuarios busquen orientación emocional o psicológica a través de apps o chats automatizados, lo que abre una pregunta clave: ¿podría la IA reemplazar el trabajo de los psicólogos?

Para la psicóloga Johanna Jofré (M.P. 1182), el fenómeno responde a una "revolución tecnocientífica que pretende reconfigurar la mente, la conducta y el estudio de la psicología que se ha construido durante años".

“Cada vez escucho que más personas piden la asistencia de un chat, de una app de inteligencia artificial, para solucionar sus problemas o buscar un consejo. Pero hay que tener en cuenta que estas herramientas tienen muchas limitaciones”, advirtió en una entrevista en Canal 13.

Si bien estas tecnologías ofrecen respuestas rápidas y pueden ser útiles en ciertos contextos, Jofré subrayó que “no reemplazan el vínculo terapéutico humano que uno puede tener con su psicólogo”. Hay aspectos de la psiquis, como las emociones intensas, las crisis de ansiedad o el acompañamiento en un duelo, que requieren más que una respuesta automática.

“El rapto, como le decimos los psicólogos, ese lazo de confianza con el otro, es fundamental en la terapia. Es en ese espacio donde se depositan los miedos, las inseguridades. Y eso no lo puede brindar una máquina”, sostuvo.

Además del plano emocional, surgen interrogantes sobre la privacidad. “¿A dónde va lo que le estoy contando a la inteligencia artificial?”, planteó Jofré, y alertó: “Hay que tener en cuenta los riesgos. Esa información subjetiva, íntima, va a un sistema cuyo uso y destino desconocemos. No sabemos qué hace la app con nuestros datos personales”.

Lejos de oponerse por completo al uso de la tecnología, Jofré propuso un enfoque equilibrado. “No estoy totalmente en contra. Puede ser útil en muchos aspectos. Yo misma he usado tutoriales para aprender cosas nuevas. Pero así como un video no reemplaza a una clase presencial, una app de IA no puede reemplazar la experiencia humana en una terapia”.

Y concluyó: “El vínculo entre terapeuta y paciente es crucial para el proceso terapéutico. Hay cosas que solo se construyen en ese espacio humano, real y compartido”.