En el marco del Día del Arquitecto, Jorge Cocinero, pasó por los estudios de Canal 13 y compartió una mirada amplia sobre los retos y transformaciones que atraviesa la arquitectura contemporánea. 

Al hablar de San Juan, Cocinero se detuvo en el proceso de reconstrucción posterior al terremoto de 1944, que marcó una nueva etapa en la identidad urbana de la provincia. “Muchos dicen que San Juan es la ciudad más moderna del país. Y si lo decimos desde la falta de historia, s��, puede ser. El terremoto obligó a una planificación total. El arquitecto Federico Pastor generó un eje institucional muy fuerte sobre Ignacio de la Roza”, recordó.

Ese eje organizó buena parte de la traza urbana moderna, y se nutrió de influencias como la de Le Corbusier, que marcaron a generaciones de arquitectos locales. “Se pasó del neoclásico a una arquitectura moderna. Y eso dejó huellas. Pero también nos dejó un vacío: al no tener patrimonio tan arraigado, cuesta sostener una identidad más allá de lo nuevo”.

Consultado sobre los desafíos del crecimiento urbano y el proyecto de una San Juan de un millón de habitantes, Cocinero fue claro: “La comunicación es el elemento fundamental de toda ciudad. Y la que tenemos nos quedó chica. Necesitamos una segunda avenida de circunvalación urgente”.

Es por esto, que explicó que la actual fue diseñada para un casco urbano concentrado, pero el crecimiento poblacional y edilicio exige nuevas soluciones. “Las circulaciones están colapsadas. Y toda infraestructura nueva debe ir acompañada de equipamiento, de planificación, y ahí sí, con equipos interdisciplinarios”.

Respecto a la convivencia entre disciplinas como la arquitectura, la ingeniería y el diseño industrial, Cocinero fue diplomático pero firme: “Si hay alguien capacitado para planificar es el arquitecto. Sabe zonificar, priorizar, distribuir. Y luego, por supuesto, se necesita del ingeniero vial, del diseñador industrial, del urbanista. El trabajo en equipo es clave, pero debe estar bien coordinado”.

La arquitectura para Cocinero

La arquitectura avanzó muchísimo. Hoy hablamos de casas inteligentes, que se adaptan al clima o a la situación del momento. Esa es la tendencia hacia la que vamos, aunque todavía se usa poco en nuestra provincia”, explicó el arquitecto. Según indicó, ya existen edificios bajo estos principios, pero su implementación aún es incipiente, especialmente en contextos como el sanjuanino, donde influyen factores como la sismicidad y el clima desértico.

La ubicación de un edificio es fundamental. Una mala localización puede generar muchos más costos de mantenimiento. Y eso se agrava si no se tiene en cuenta la ventilación y la orientación solar”, sostuvo. Para graficar, comparó dos estructuras emblemáticas: “El edificio 9 de Julio está orientado al norte y tiene mejor iluminación y ventilación. En cambio, el Centro Cívico debió ser adaptado para mitigar el efecto del sol del oeste, que es la orientación más conflictiva”.

Para Cocinero, estas decisiones no son menores. “El arquitecto tiene la capacidad de ver esto, de pensar la morfología, la ubicación, los detalles. No es sólo diseñar: es planificar con sentido, armonizando la técnica con la función”, enfatizó.

Uno de los temas que más preocupa al arquitecto es la falta de orden en el paisaje urbano. “Hay mucha contaminación visual: cables, carteles, líneas aéreas, sistemas de poda que parecen improvisados”, lamentó. Agregó: “En algunas zonas la red eléctrica ya está canalizada, pero el 90% de la ciudad sigue con cables aéreos. Y eso ensucia la visual urbana. Si además sumamos internet, cable, telefonía, todo por el aire… hay un desorden evidente”.

Patrimonio: el deber de proteger lo que queda

Finalmente, Cocinero se refirió a la necesidad urgente de preservar el patrimonio arquitectónico sanjuanino. “Lo poco que tenemos se está destruyendo. Y es función del Estado generar normativas claras para evitarlo”, aseguró. Como ejemplo mencionó al Hospital Rawson, construido en 1927: “Está a punto de cumplir cien años, pero lo vemos deteriorado. Es patrimonio de la provincia y debería estar protegido, puesto en valor”.

Y cerró con un deseo personal: “Cuando logremos que nuestros edificios históricos sean reconocidos, protegidos y parte activa de la ciudad, me voy a sentir muy feliz. Soy un gran defensor de nuestro patrimonio arquitectónico. Y creo que todavía estamos a tiempo de rescatar lo que queda”.