Con la llegada del invierno, aumentan las ganas de comer platos calóricos y quedarse en casa. Sin embargo, este cambio de rutina puede impactar en la alimentación diaria. La nutricionista Paz Nacif explicó en Canal 13 San Juan que “el cuerpo necesita en el invierno más calorías”, pero que eso no debe confundirse con comer en exceso: “Las calorías no son lo que engordan. Las calorías son la energía que nos transmiten los alimentos”.

Según la profesional, el cuerpo utiliza esa energía para funciones vitales, incluso cuando se duerme o se descansa. “Nuestro organismo no es una máquina que se apaga y prende, sigue haciendo actividades como respirar o hacer el metabolismo, y eso implica un gasto de energía”, afirmó.

Nacif explicó que el problema surge cuando ese consumo de energía es menor al que se ingiere. “Lo que no se utiliza se almacena en forma de grasa”, sostuvo, y agregó: “Hay que encontrar un equilibrio entre lo que yo gasto y lo que consumo”.

En cuanto a los platos típicos del invierno, como los guisos o las pastas, la nutricionista aclaró que no deben ser eliminados, pero sí equilibrados: “Si yo como un plato de fideos blancos solo, a las dos horas tengo hambre de nuevo. En cambio, si los combino con carne, huevo o verduras, se digieren más lento y dan mayor saciedad”.

También hizo hincapié en no caer en dietas de moda o mensajes que circulan en redes sociales. “Hay una influencia muy fuerte de las redes que dicen que no hay que comer harinas, que las harinas son malas, que los hidratos están demonizados”, dijo. Y remarcó: “El fideo es un alimento que tiene muchos beneficios. Son rendidores, vienen enriquecidos con vitaminas y forman parte de la alimentación cotidiana de muchas familias”.

A su vez, aclaró que no todos los alimentos "de moda" son accesibles o necesarios: “El salmón es maravilloso, pero no tenemos accesibilidad. Es un alimento sumamente caro. Entonces, ¿es adecuado recomendarlo?”.

Para Nacif, lo importante es armar un plato completo, equilibrado, y que sea sostenible en el tiempo. “La idea es modificar el hábito, y eso lleva un tiempo. Si no disfruto lo que como, se convierte en una tortura. Hacer dieta dos semanas y después comerse todo lo que se restringió no sirve”, sostuvo.

En resumen, recomendó tener en cuenta el contexto, el gusto personal y la disponibilidad a la hora de comer: “Busquemos combinaciones que funcionen, respetando nuestras costumbres y necesidades, para que finalmente nuestro organismo esté en condiciones de salud, que es lo que buscamos”.