San Juan impulsa el cultivo de quínoa: una alternativa sostenible ante la crisis hídrica
En un contexto de escasez de agua, el cultivo de quínoa se posiciona como una alternativa sostenible, de bajo costo y alto valor nutricional. El INTA trabaja desde hace 15 años en su desarrollo local, con resultados prometedores para los productores y la industria alimentaria.
Ante el agravamiento de la crisis hídrica que afecta a la provincia de San Juan, la búsqueda de cultivos más eficientes en el uso del agua se ha vuelto una prioridad. En este escenario, la quínoa se consolida como una opción agrícola estratégica por su bajo consumo hídrico, su corto ciclo de producción y su valor nutricional, según explicó Gonzalo Roqueiro, investigador del INTA a Diario 13 San Juan.
“Desde hace 15 años en INTA estamos trabajando en la reintroducción del cultivo de la quínoa, que era una semilla muy utilizada en épocas precolombinas por pueblos como los Huarpes. Se había dejado de sembrar y, dado el contexto actual, es un cultivo que necesita muy poca agua y ofrece un grano con altísima calidad nutricional”, afirmó Roqueiro.
Gracias al trabajo técnico y de campo del INTA, hoy existen dos variedades de quínoa adaptadas al suelo sanjuanino, con buenos rendimientos y resistencia al clima local. Actualmente, alrededor de 50 productores en Argentina cultivan esta semilla, y su ciclo corto, uno de 90 y otro de 120 días, permite integrarla con facilidad a las rotaciones agrícolas. “Uno puede levantar una cosecha de tomate y luego sembrar quínoa. Se puede sembrar a principios de agosto y estar cosechando en diciembre, o hacer otro ciclo de enero a marzo”, explicó el investigador.
Uno de los principales beneficios del cultivo es su eficiencia hídrica. Roqueiro detalló que “la quínoa consume un tercio del agua que necesita el maíz y apenas un quinto de lo que requiere un tomate. Es una ventaja enorme en una provincia como San Juan, donde el agua es cada vez más escasa”.
El desarrollo local de la quínoa también dio lugar a nuevas oportunidades industriales. “Nos encontramos con un cuello de botella que era la saponina, la sustancia natural que recubre el grano. Todos saben que hay que lavar la quínoa antes de consumirla, lo cual limita su consumo. Además, la industria nacional suele importar grano desaponificado desde Perú o Bolivia. Ahí vimos un nicho: producir quínoa desaponificada localmente”, señaló Roqueiro.
Así nació una alianza con el INTI de 9 de Julio, que permitió instalar una planta de desaponificado y una fábrica de harina de quínoa. “Hoy el productor no solo puede vender la semilla, sino también quínoa desaponificada y harina, generando más valor agregado en origen”, celebró Roqueiro.
Además del bajo consumo de agua, el cultivo tiene otras ventajas: es de bajo costo, puede trabajarse con la maquinaria ya disponible en la provincia y diversifica la canasta agrícola sanjuanina. “Hoy el mercado está importando quínoa para consumo directo. Nosotros creemos que hay una demanda real para cubrir a nivel local. La industria busca alimentos de alta calidad, y vemos en la quínoa una gran oportunidad”, concluyó el investigador.