Un gigantesco apagón dejó sin electricidad a toda España y partes de Portugal y Francia, generando caos y paralización en múltiples servicios. Mientras las autoridades europeas aún investigan las causas del evento, el impacto vuelve a poner sobre la mesa la fragilidad de los sistemas eléctricos interconectados.

En diálogo con Canal 13, el vicepresidente del Ente Provincial Regulador de la Electricidad (EPRE), Ing. Roberto Ferrero, ofreció una mirada técnica y reflexiva sobre lo sucedido. "Nadie imagina que algo así puede pasar, pero ocurre. Y cuando ocurre sin previsión, los mecanismos de control no logran amortiguar completamente el impacto", explicó.

Ferrero comparó el sistema eléctrico con una red de agua presurizada para ilustrar la dinámica del colapso: “Si una bomba crítica falla o una cañería importante tiene un problema, la presión baja. Otras bombas intentan compensar, pero si trabajan por encima de su capacidad, también colapsan. Eso genera una reacción en cadena que puede terminar en un apagón total, como el que se vivió en España”.

Este tipo de fenómenos, si bien poco frecuentes, ya han ocurrido antes. Ferrero recordó el histórico apagón del 16 de junio de 2019 en Argentina, que dejó sin luz a todo el país durante horas: “Es un fenómeno que se repite cuando falla una parte esencial del sistema y la red interconectada no puede sostener la demanda”.

Sobre las posibles causas, el ingeniero aclaró que aún hay especulaciones abiertas: “En Europa hablan incluso de un ciberataque o de un fenómeno climatológico inducido. Las líneas eléctricas están expuestas a la intemperie y pueden entrar en resonancia, como un columpio que se empuja justo en su frecuencia natural. Esa oscilación amplificada puede dañar la infraestructura, pese a los amortiguadores y protecciones del sistema”.

Más allá del aspecto técnico, Ferrero aprovechó para invitar a la reflexión: “Nos interpela el valor de contar con un servicio eléctrico seguro y confiable. Hoy, sin electricidad, nuestra sociedad vuelve de inmediato a las cavernas. Sin luz, no hay agua, no hay trenes, no hay celulares. Es un recordatorio de cuán dependientes somos”.

También advirtió sobre las consecuencias sociales y económicas de un apagón prolongado: “Hubo personas que durmieron a la intemperie, otras que no pudieron comprar alimentos porque todo funciona con pago digital. Hasta salir de una ciudad como Madrid se volvió caótico porque muchos no saben ubicarse sin Google Maps. Se cayó todo”.

Por último, el vicepresidente del EPRE destacó que la solución a futuro vendrá de la mano de la innovación tecnológica. “La mejora de las baterías —que duren más, cuesten menos y sean más eficientes— va a mitigar estos problemas. La tecnología tiene hoy ese desafío”.