Un corazón con forma de churro: el joven que regala meriendas a los necesitados
Tiene 25 años, es de Pocito y vende churros en un carrito en pleno centro sanjuanino. Desde hace tiempo, colabora con un merendero y ahora, cada miércoles, entrega gratis sus productos a quienes más lo necesitan. "Si tenés hambre y no tenés dinero, vení igual", dice.
En una esquina transitada del centro de San Juan, sobre Avenida Rioja, antes de Libertador, se instala cada día un carrito de churros que, más allá del aroma dulce y tentador, se ha transformado en un símbolo de solidaridad silenciosa. Su dueño es Agustín Trombino, un joven de 25 años, oriundo de Pocito (calle 10 y Ruta 40), que desde hace cuatro años se dedica a la elaboración artesanal de churros. Pero su historia va más allá del trabajo: también es un testimonio de compromiso social y empatía genuina.
Desde hace tiempo, Agustín colabora con el merendero de Elías Cabello, en la Villa Centenario, donde lleva lo que puede para ayudar a los niños del lugar. Hasta ahora lo hacía sin difusión, movido por una fuerte convicción personal. “Pensaba que era hacer publicidad con la desgracia ajena”, reconoce. Sin embargo, una charla inesperada lo hizo cambiar de perspectiva: “Hablé con un hombre que no conocía, me lo mandó Dios. Me hizo verlo de otra manera”.
Ese cambio de mirada lo llevó a compartir lo que hace, con un mensaje claro y contundente: “Quien tenga hambre y no tenga dinero, que no dude en venir. Yo le voy a regalar algo para que coma”.
Los miércoles, churros solidarios
Aprovechando que desde hace una semana tiene un puesto fijo en la vereda este de Rioja y Libertador, Agustín decidió organizarse mejor para continuar su labor solidaria. Todos los miércoles, a partir de las 17 horas, desde su carro de praliné, regala churros a niños en situación de calle y personas que estén pasando necesidad.
“Ahora que tengo un lugar estable, la idea es citarlos ese día para poder prepararme bien con la producción”, explicó. El horario habitual del carrito es el mismo que el comercial: de lunes a viernes y los sábados al mediodía.
En un contexto difícil, donde la solidaridad muchas veces se ve opacada por la urgencia y el individualismo, gestos como el de Agustín Trombino renuevan la esperanza. Sin campañas ni micrófonos, con trabajo honesto y voluntad firme, este joven sanjuanino demuestra que aún quedan buenos corazones dispuestos a compartir lo que tienen, incluso si es desde un humilde carrito de churros.