Cultura

El nuevo centro de literatura infantil busca socios para abrir

Al filo de su despedida, Alberto Manguel anunciará la creación del espacio Dailan Kifki, que, en el Museo del Libro y de la Lengua, dirigirá Sebastián Noejovich
martes, 24 de julio de 2018 · 12:56

En uno de sus últimos actos al frente de la Biblioteca Nacional , Alberto Manguel presentó el Centro de Lectura Infantil y Juvenil Dailan Kifki, que funcionará en el Museo del Libro y de la Lengua. Dirigido por Sebastián Noejovich, el proyecto fue impulsado por Manguel y el ministro de Cultura, Pablo Avelluto , y tiene como objetivo difundir el hábito de la lectura en la infancia, con muestras temáticas, talleres y capacitaciones.

La creación del centro LIJ fue anunciada en abril, en medio de rumores de cierre del Museo del Libro y de la Lengua, que en la actualidad está en refacciones y se utiliza para actos puntuales.

Cuando se reinaugure, alojará una muestra permanente sobre la historia del libro, un centro de documentación sobre pueblos originarios y el espacio Dailan Kifki, en homenaje al clásico de María Elena Walsh, que estará ubicado en el subsuelo, al lado del auditorio David Viñas.

Aunque todavía no está confirmada la fecha de apertura (que Noejovich estima para fin de año o inicios de 2019), el espacio tendrá unos cien metros cuadrados, con salida a dos patios internos, una sala de juegos, una de lectura y una bebeteca.

La concreción de las obras necesarias para su funcionamiento depende del apoyo económico privado, y es por eso que el anuncio público de esta tarde apuntará no solo a presentar el proyecto, sino también a buscar sponsors, según anticipó Noejovich.

Como Manguel deja la dirección a fin de mes, será su sucesora, la actual vicedirectora Elsa Barber, quien esté al frente cuando el centro abra sus puertas. “Es un proyecto que entusiasma mucho a Manguel y con el que Barber también tiene un compromiso muy explícito. Manguel será siempre el mentor”, dijo el flamante director.

Docente de Literatura en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza, Noejovich se desempeña en la gestión pública desde 2008. En el ámbito del gobierno porteño, fue coordinador del programa Opción Libros, de promoción de la industria editorial.

También coordinó el Observatorio de Industrias Creativas, un área de investigación que produce información estadística y cualitativa del sector. En 2016, ingresó en el Ministerio de Cultura de la Nación como coordinador de Letras y Libros.

“Coincidíamos con el ministro Avelluto en la necesidad de desarrollar acciones de fomento de la lectura desde el ministerio. A partir de un proyecto vinculado con la población juvenil, el ministro me presentó a Manguel y tuve la oportunidad de mostrarle ese proyecto. Ya estaba la idea de crear el Centro de Lectura Infantil y Juvenil en la Biblioteca. Poco después, Manguel me convocó para dirigirlo, algo que no esperaba. Acepté inmediatamente”, contó Noejovich.

Libros, talleres y capacitaciones

Las tres grandes líneas de trabajo tendrán que ver con la oferta bibliográfica especializada, las acciones de fomento de la lectura y las capacitaciones tanto profesionales (a docentes y mediadores de lectura) como dirigidas al público general (padres, abuelos). “Queremos que este espacio no sea uno más, sino que se consolide como un centro de referencia en términos de innovación y experimentación”, agregó el director.

El material de la biblioteca infantil saldrá en parte del acervo de la BN y también, de compras y donaciones. “No nos interesa llenar el espacio de libros, sino que estén representados los títulos más interesantes y que la oferta sea rotativa: que los chicos siempre puedan encontrar algo nuevo. Es el modelo de otras bibliotecas del mundo. Por eso queremos trabajar en torno a proyectos temáticos, con muestras específicas de libros, charlas y talleres, con una puesta escenográfica asociada”.

El tema del presupuesto, del que se quejó Manguel en varias ocasiones, es todavía incierto. “Estoy hace muy poco en la Biblioteca y todavía no sé de qué partida dependerá el centro. Sí sé que en la etapa inicial pretendemos que el sector privado tenga un rol importante. El proyecto de refuncionalización del espacio todavía está en marcha y va a ser puesto a consideración de fundaciones y empresas en busca de socios. Necesitamos sponsors, desde ya, dado que la coyuntura es muy particular.

Además, creo que corresponde que el sector privado se involucre, como sucede en otros países, como Alemania o Colombia. Creo que la relación entre el sector privado y el público en la Argentina es de mutuo desconocimiento y hay que ayudar a cambiar eso. Nuestra intención es poder confirmar socios privados en el transcurso de los próximos meses para arrancar con la obra y la instalación del mobiliario e inaugurar lo antes posible. Ojalá sea a fines de año o a principios del próximo. Son deseos y expectativas que luego deben enfrentarse con la realidad”.

Según Noejovich, “el centro tendrá un equipo fijo de trabajo de no más de cuatro personas, que son empleados de la BN. Para las capacitaciones, las acciones de fomento y los proyectos temáticos saldremos a buscar especialistas. Estamos formando un consejo asesor que ya tiene integrantes confirmados. En el ámbito de la gestión pública, un socio muy importante es el Centro Cultural de la Ciencia. Su directora, Guadalupe Díaz Costanzo, integra el consejo. También participarán la editora Lola Rubio, que es integrante de Alija, y Pablo De Santis, que asesorará sobre el campo juvenil, cuyas actividades se desarrollarán en un sector aparte. Otra figura confirmada es María Florencia Ripani, directora de Innovación del Ministerio de Educación. También, Larisa Chausovsky y María Luján Picabea, por Filbita. Además, vamos a conformar un grupo de Amigos del Centro de Lectura Infantil y Juvenil, con referentes del barrio”.

La imagen de un espacio exclusivo para chicos, con risas y bullicio, se contrapone con el silencio que suele imperar en las salas de lectura y estudio de la biblioteca. Pero a Noejovich eso no lo preocupa. Todo lo contrario. “Nuestra idea del centro de lectura choca con la que uno tiene tradicionalmente de la biblioteca, de lo que es y viene siendo la biblioteca, pero no con lo que queremos que sea ni con las bibliotecas de otros países”. ¿Es decir que, cuando Dailan Kifki funcione, será probable encontrar alboroto? “Ojalá sea así, e incluso, desde el diseño, buscamos que sea un ámbito que invite a los chicos a experimentar, a jugar, a apropiarse del espacio y de los libros”.

Fuente: La Nación

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