SUPERCLÁSICO

Ramón Díaz: "Que Teo juegue como quiera, pero que juegue"

Aunque admite tener un perfil "más tranquilo", Ramón no pudo con su genio: a horas de enfrentar a Boca, le metió una Súper presión al colombiano.
viernes, 17 de enero de 2014 · 09:25
(Olé.com.ar) "Mate y amor, mirá qué lindo". Ramón agarra con placer el mate millonario pero se sorprende con las letras blancas que sobresalen sobre el fondo rojo de una de la caras del termo. Y cuando se le sugiere que lo dé vuelta para que no se le enoje Mirta, su media naranja, juega de primera. "¡Hace 35 años que me aguanta!”, dice con su típica sonrisa y define al ángulo. "A ésa si que no la cambio...”. Y nadie lo duda. El Pelado es un tipo fiel. A los colores, sí, pero mucho más a su familia.

"Tengo un perfil más tranquilo, pero sigo siendo el mismo. Mi señora y mis hijos son los únicos que me conocen bien”. Será así nomás, pero no hay dudas de que hay alguien que ya lo va empezando a conocer al riojano. Porque si Teo Gutiérrez había tenido un changüí en sus primeros seis meses, la paciencia se va agotando. "Que Teo juegue como quiera, que se mueva por todos lados como quiere él, pero que juegue”, suelta la lengua contenida el DT, de repente, ante la simple consulta de si al colombiano este año le dará más libertad. Ya lo dijo él: tiene un perfil más tranquilo pero sigue siendo el mismo, je. El crack de Barranquilla puede dar fe. "Hoy está en River y tiene que asumir la responsabilidad de jugar en un grande club (sic). Tiene que rendir para que esto le dé la posibilidad de jugar el Mundial”, lo asistió al mentón. Ramón le metió una superclásica presión a horas del primer River-Boca del año: para llegar a Río, el 29 primero tiene que hacer escala en Buenos Aires.

Y más puntualmente en Mardel, donde mañana empieza el rock&roll. "El equipo ya hizo un click y se lo queremos demostrar a la gente”, arranca la arenga el Pelado. "Me gusta este tipo de partidos para mostrar el trabajo que venimos haciendo”, amaga con encender el auto. Sube. Sube un poquito pero... Enseguida baja, en sintonía con un contexto que le exige cuidar la imagen. "Estos tres clásicos son importantes, pero más importante es el campeonato”, se ataja. "No debemos olvidarnos de que es un partido de preparación”, avisa por si las moscas. "Esto recién empieza y Bianchi también lo sabe: no pretendan encontrar a un River al cien por cien ni a Boca tampoco”, insiste. Antes de que abandone la lectura, se lo juramos: el que habla es Ramón. Este d’onofrizado Ramón Díaz que puede haber perdido algo de picante pero jamás las mañas. Si lo hiciera, no sería quien es...

Viejo lobo de mar, se nota que usó el alicate para ponerse a tono aunque las uñas de guitarrero nunca desaparecieron. "En River la presión la tienen todos: el presidente en la parte organizativa, el entrenador en el armado del equipo y los jugadores, en demostrar adentro de la cancha que pueden jugar en este club. Hay un montón de cosas que deben coincidir y se está dando. Cambiaron muchas cosas en el club, de arriba hacia abajo. Y me gusta el perfil del presidente, asume el rol de que todo funcione. Y es así: cada uno, desde su lugar, debe asumir su responsabilidad”, lanza el speech de campaña. De campaña pro Ramón 2018.

Y si hace un par de meses podía imaginarse afuera, hoy se sueña adentro. Adentro y de la mano con el otro RD, el que ocupa el sillón que con Passarella ocupó él. "¿Si siento que me juego todo en este semestre? Tengo contrato por dos años, pero estoy proyectando algo con el presidente por cuatro. Obvio que va a depender de los resultados, pero la proyección es a cuatro años. No se sorprendan, háblenlo con él”, propone con ese gesto tan pícaro que dibujan sus labios mientras pispea a lo lejos el escudito del mate en manos de Olé . Escudo es hoy el presidente para él. El "Alonso, te equivocaste” que pronunció D’Onofrio mirando a cámara un día después de que el Beto le pusiera un plazo de seis meses al Pelado en caso de no lograr un título lo fortaleció en su ego, que venía bastante magullado después del patético semestre que terminó. "El presidente fue muy claro: tenemos que sumar todos y adaptarnos a su mensaje. Si te dan la posibilidad de estar en el club, es para sumar y para que cada uno cumpla su rol”. Para una figura hubo un tirito por elevación, sí. Y para otra, un mensaje no tan subliminal. ¿O no Daniel Alberto?. "Hoy todo cambió y me gusta. De algunas cosas ya no me tengo que ocupar, porque a nivel mercado hoy hablan Francescoli, Patanian y el presidente, y eso es justo. Me tengo que dedicar a lo mío, que es el equipo, y eso es lo que quiero”, se defiende atacando.

Eso, defenderse atacando, es precisamente lo que pretende que haga su equipo con el 3-4-1-2. Mañana por la noche contra Boca y en todo el torneo. ”El nuevo sistema requiere manejo de pelota, concentración y que Vangioni y Carbonero lleguen por afuera y sean muy profundos y punzantes. Intentamos jugar por afuera para que la pelota llegue arriba porque tenemos un goleador bárbaro”. ¿Teo? También, pero aunque Ramón se esmere por aclarar que tanto el colombiano como el único refuerzo "te pueden resolver un partido en cualquier momento”, sin querer después distingue a uno sobre el otro. "El que va a estar siempre por el centro es Cavenaghi. Es el punto de referimiento (otra vez sic) que queremos y que necesitamos. Al presidente le pedí que lo trajera porque es un referente, va a ser el capitán y, además, asume el rol de ser goleador”. Un 9, parece, hace olvidar a otro 9. Por más que ahora junio parezca tan lejano como el arco para Teófilo.

¿Qué le gustó a Ramón de este inicio? "Que pude arrancar con el plantel definido, eso es bárbaro. En el semestre pasado estaba preparando un equipo que no iba a jugar: por no poder armar algo y tener que emparcharlo, pasó lo que pasó”. ¿Y qué espera en adelante? "Un buen torneo de Vangioni, que Ponzio suba el nivel, que Carbonero esté más adaptado, que cuando la pelota llegue al arco contrario se defina y... Que Teo también levante, por supuesto”.

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