OPINIÓN

La nueva fundación forzosa

El discurso del gobernador Uñac. El gran pacto social, recuperar la esperanza y trazar un horizonte para el día después de la pandemia.
lunes, 15 de junio de 2020 · 12:56

Poco sentido tiene preguntarse si podía omitir Sergio Uñac el tema de la pandemia en su mensaje con motivo del aniversario de la Fundación de San Juan, el sábado pasado. La realidad está innegablemente atravesada por el Covid-19, la cuarentena, el deterioro de la economía y la nueva normalidad que es bastante diferente a la anterior. 

El gobernador optó por empezar justamente por ahí, por ese horizonte todavía borroso, que se cayó a pedazos y ni siquiera los que tienen la responsabilidad de conducir saben a ciencia cierta cómo será la configuración definitiva, el día que pase la peste.

"Argentina atraviesa una situación difícil", dijo Uñac e inmediatamente planteó que "el desafío es mirar hacia adelante". Es decir, lo presentó como un reto e hizo una invitación mucho más ambiciosa que la convocatoria a una mesa de diálogo social, como titularon al unísono las crónicas periodísticas. Fue una arenga a "mirar el futuro con esperanza".

La esperanza ha sido muletilla maltratada en las distintas campañas políticas desde el reinicio de la democracia en 1983. Porque sin ese combustible, la expectativa de que las cosas pueden estar mejor, el motor directamente se detiene. Sin esperanza, el humor solo puede empeorar, generando un círculo de pesimismo que profundiza el pozo anímico. Así no hay economía que pueda echarse a andar.

Si el horizonte está todavía muy difuso, la tarea será comenzar a trazarlo desde cero, adaptado a los tiempos que corren. Un buen punto de partida sería no creerse dueño de la verdad, porque ese concepto hace tiempo dejó de ser único. Hay un concierto de verdades. Ahí radica entonces la necesidad de disponer una mesa larga, con sillas para el sector público y privado, trabajadores y empresarios, intelectuales, científicos, dirigentes sociales, políticos y religiosos. Y todo aquel que tenga algo para decir.

Así como la esperanza ha sido palanca de incontables discursos políticos, la necesidad de un pacto social también ha aparecido en contexto de campaña no solamente en San Juan sino en Argentina con recurrencia.  Es una de esas frases hechas que suenan bien y que, hasta ahora, siempre quedaron en el tintero o en alguna foto para los diarios.

Uñac le puso fecha a su llamado para el jueves 18 de junio, aspirando a alcanzar un acuerdo basado en la unión, en la confianza mutua. Por eso habló de un pacto que "nos permita crecer en bienestar” y  “que devuelva la esperanza a los sanjuaninos". Valga la observación obvia: el gobernador reconoció que las expectativas se perdieron y que hay que recomponerlas.

San Juan, como Argentina, viene de décadas de divisiones irreconciliables. En los últimos años, hubo además una militancia de la grieta con la convicción estratégica de que sirve para ganar elecciones, o para quedarse con el rol de opositor borrando a los terceros. La ancha avenida del medio se redujo a un callejón sin salida. Lo aprendieron amargamente Roberto Lavagna y Martín Turcumán, con sus escuálidos guarismos de 2019.

El problema cuando se militan las confrontaciones es que luego se gobierna en ese clima de guerra. El perdedor espera agazapado para pegar el zarpazo ante la menor oportunidad. La lógica se retroalimenta con el oficialismo de turno, que hace décadas sostiene su poder con la memoria de la herencia recibida. Lo que dejaron los otros explica las dificultades y justifica los patinamientos de la propia administración. Aplica para todos. Es marketing político de manual.

La pandemia se presenta como una enorme oportunidad. No hay antecedentes. Simplemente ocurrió. Más allá de la falsa dicotomía -también alimentada interesadamente- entre “cuarentena sí” y “cuarentena no”, hay relativo consenso acerca de que cada Nación, cada provincia, hizo lo que estaba a su alcance. Y que el efecto devastador todavía no alcanzó a medirse en su dimensión final. 

Es ahora cuando todos los proyectos, todas las previsiones, se vieron reducidos a garabatos sin sentido. La hoja de ruta está en blanco. Es buena idea escuchar a todos y todas para comenzar desde cero. Mejor aún, si la iniciativa no queda en el papel.

JAQUE MATE