TESTIMONIO

El camino para ser mamás: cómo hizo una pareja de mujeres para tener mellizos

Soledad y Marisol decidieron ser madres por primera vez, pero nunca se imaginaron el largo y tortuoso camino que les esperaba por recorrer.
sábado, 26 de junio de 2021 · 17:43

La cita fue un jueves en la siesta en el departamento de Soledad Correa, ubicado en Rivadavia. Allí me recibieron ella y su esposa Marisol Solis, junto con una jauría que ladraba sin parar. En el comedor había una cuna con los mellizos, Mateo Haru y Sophie Mei, que estaban haciendo lo que mejor saben hacer los bebés de 2 meses: dormir plácidamente. Parece imposible imaginar que estos pequeños son el resultado de políticas públicas estatales y el duro camino que debieron atravesar sus mamás para poder concebirlos.

“¿Has lavado las mamaderas?”-preguntó Sole a Marisol, mientras me contaba su historia- “¿Ya son las 15.30?”-repreguntó. En efecto, el reloj ya marcaba esa hora y Mateo empezó a despertar de a poquito, mientras Sophie continaba soñando. “Esto lo he planeado toda mi vida, es lo que más sé”, expresó Soledad, refiriéndose al proceso de fertilización in vitro al que se sometieron para poder convertirse en las flamantes mamás que son ahora.

La pareja tomó dos decisiones allá por marzo de 2019: tener hijos mellizos-porque siempre quisieron dos- y casarse, todo ese mismo año.  “Los años pasan y de pronto se te pasó la vida”, comentó Soledad explicándose de porqué decidieron hacer todo al mismo tiempo. Si bien Marisol y Soledad pudieron casarse el 20 de septiembre, “una fiesta linda, chiquita y rápida” según ellas, los planes para tener familia iban a tener varias complicaciones, entre ellas obviamente la pandemia que aún no termina.

La ley 26.862 de fertilización asistida fue aprobada en 2013 y establece que toda persona mayor de edad sin importar su orientación sexual, estado civil, o si tiene obra social o no, pueda acceder forma gratuita a las técnicas para logar el embarazo. En el Hospital Rawson funciona la Sección de Medicina Reproductiva, a cargo de la doctora Sonia Molina, la cual Soledad quería que fuera SU médica para todo el proceso. Si bien ninguna de las dos tenía obra social, al final la pareja decidió no atenderse por la parte pública.

El día de su casamiento

- ¿Por qué decidieron realizar el proceso por la parte privada?

-Al principio fuimos una mañana muy temprano de abril a hacer fila en el Hospital Rawson. No fue una buena experiencia porque había mucha gente, se colaban y nosotras nunca habíamos tenido que ir al hospital, no estábamos acostumbradas a eso. Encima solo daban turnos un día a la semana para la parte de fertilidad. Cuando finalmente nos dieron turno era recién para julio, así que nos replanteamos eso.

- ¿Entonces qué hicieron?

-Ese mismo día pedimos turno en la Clínica del Prado, con el doctor Diego Moreno (jefe de la Unidad de Fertilidad y único embriólogo de San Juan); nos dieron una consulta ese mismo día en la tarde y gratis. En la consulta le preguntamos qué obra social era la mejor para este tratamiento y nos recomendó Jerárquicos, por lo que de inmediato comenzamos también con el proceso de adhesión. Originalmente queríamos a la doctora Molina así que después nos pasó su número.

- ¿Cómo continuó el proceso después?

-Fuimos con Molina que está en el Sanatorio Argentino y nos recetó un montón de estudios de sangre, mamas, ecografía de ovarios y más. Habíamos decidido que Marisol fuera la que iba a gestar a nuestro bebé, pero cuando tuvo que hacerse un estudio horrible para revisar sus trompas de Falopio, todo cambió.

- ¿Qué pasó?

-Es un estudio muy invasivo, te ponen un líquido de contraste para ver el estado de tus trompas. Te abren de piernas y te ponen en una mesa, como las de radiografía. El médico la hizo ver estrellitas y la trató muy mal. Lo chistoso de todo es que después lo resultados revelaron que las trompas estaban totalmente obstruidas, tenía un 90% de tener embarazo ectópico (cuando el óvulo se desarrolla fuera del útero) y podía morir por eso. Esto descartaba de hacer un tratamiento de baja complejidad, por lo que teníamos que pasar a la fertilización in vitro.

- Si ese estudio le dolió un montón, ¿Cómo iba a hacer con el de trabajo de parto?

-Eso mismo le comentamos, que el dolor de parto no se compara a ninguno. Me di cuenta que Marisol ya no iba tan feliz a las consultas como antes, entonces le dije si quería que yo fuera la embarazada y me dijo si de una. Entonces me extrajeron óvulos para nosotras y para donar también, porque nadie dona y la mayoría de las mujeres no pueden quedarse embarazadas justamente por falta de óvulos.

- ¿De dónde sacaron la donación de esperma?

-Pedimos una muestra del banco de semen que me gusta a mí porque ya lo había visitado años antes, conocía al dueño del lugar, y sabía cómo trabajaban. Se llama Cryobank y está en Buenos Aires, en su momento era el primero y único banco de espermas en Argentina. Nos contactamos con ellos, llenamos un formulario con nuestras características y nos enviaron uno con los mismos rasgos que Marisol, o sea una versión de ella en masculino.

- ¿Es decir que no se puede elegir cualquiera del banco?

-No, las características deben ser de tu pareja o de uno. No podía por ejemplo elegir un colorado porque como son poquitos, los que tienen son reservados para los padres que tengan esos rasgos. Si hubiéramos querido tener un colorado, tendríamos que haber pagado aparte. Si estas allá, el banco te muestra una foto del donante cuando era chiquito, pero igual eso ya no nos interesa.

- ¿Cuándo se produjo la fertilización?

-En diciembre llegaron las muestras y unieron el óvulo con el espermatozoide. Como al final Marisol no iba a quedarse embarazada y siempre habíamos hablado de tener uno ella y otro yo, decidimos tener los dos de una sola vez. En enero de 2020 intentaron hacer las transferencias de blastocitos que estaban excelentes, tenían 100% de pegarse al útero. Pero justo la doctora Molina estaba de viaje así otra médica hizo el proceso, pero no lo consiguió. Me hizo doler y sangra mucho por lo que decidí parar todo y esperar a mi doctora.

Entonces congelaron los blastocitos y en marzo Molina consiguió realizarme la inseminación. Nos dijo que teníamos que esperar quince días para hacernos un test de embarazo. Lo hicimos, pero salió negativo.

-No me puedo imaginar lo que sintieron…

-Fue un dolor en el alma, era toda una ilusión y se convirtió en una depresión horrible. Encima al otro día del resultado negativo empezó la pandemia por lo que no pudimos ver a Molina para saber qué había pasado. La pandemia frenó todo, sobre todo fertilidad así que tuvimos que esperar para empezar de nuevo.

- ¿Cómo siguieron después de eso?

-En mayo nos volvieron a dar turno para darme todas las recetas y hacerme los estudios nuevamente. Para cuando llegó la autorización de la obra social ya era agosto y ahí me hicieron la transferencia de los blastocitos que nos quedaron, eran de baja calidad entonces no había muchas chances como con los anteriores. Volvimos a esperar los quince días, compramos un montón de pruebas y finalmente nos dio positivo. Éramos nosotras dos gritando de emoción en el departamento.

El 10 de abril del 2021, Mateo y Sophie nacieron sietemesinos. Si bien la pequeña estuvo unas semanas en Neo por su bajo peso, todo lo demás salió como lo esperaban. “Fue un embarazo soñado, no tuve ningún problema”, manifestó Soledad. La historia de Marisol y Soledad no solo nos invita a cuestionarnos el estatus quo de nuestra sociedad sino también a celebrar las políticas públicas que se van consiguiendo en Argentina para esta comunidad que tantos años estuvo a la sombra. Todavía hay discriminación y homofobia, pero el camino de Soledad y Marisol nos da una luz para seguir luchando por un futuro más igualitario.