poco tímida
Paz Cornú y sus fotos más sensuales
La diseñadora de moda y amiga de Karina Jelinek realizó una producción infartante. INFARTANTE GALERÍA DE FOTOS.(Ciudad.com) Dueña de curvas vertiginosas, Paz Cornú se reivindica diseñadora de moda y afirma: "Hice algunas campañas publicitarias, pero no tengo paciencia para ser modelo". Por fortuna, la mejor amiga de Karina Jelinek la tuvo para posar en bikini en una producción de fotos exclusiva para Ciudad.com. Y en una entrevista mano a mano, habló de las virtudes que escapan al ojo del hombre. Eso sí, no se animó a especificar su edad y sólo confirmó entre risas que tiene treinta y pico...
"Dejé danza clásica a un año de recibirme porque todas mis amigas tenían re buen lomo y yo no. Mis amigas usaban corpiño y yo no. Tuve un desarrollo muy tardío, pero dejé y me crecieron de golpe y dije '¡por fin!'. De chica estaba re traumada".
-¿Cómo fue que te recibiste de Licenciada en Administración de Empresas en la Universidad Nacional de Córdoba, mientras cursabas en la escuela de Roberto Piazza?
-Las estudié al mismo tiempo, fue una etapa de mi vida en la que me dediqué a full a la capacitación. Por suerte vivía en casa con mis padres y mi familia me contenía para que sólo me dedicara a estudiar. Además hice la carrera de danza clásica en el San Martín, que es como el Teatro Colón de Córdoba. Cuando terminé el terciario de Diseño, que fueron 3 años, empecé a fabricar mi línea de ropa. Mientras tanto, hice campañas porque me gustaba tener mi propia plata. Hice administración en 6 años (en la Docta) porque tenés muchísima voluntad, porque es todo muy libre y si no tomás apuntes, no había un seguimiento personalizado como en una privada. Eran clases multitudinarias y recuerdo haber tenido que sentarme del lado de afuera del aula, en pleno invierno, porque estaba colmado de compañeros. Por eso me demoré un año extra.
-Todo ese entusiasmo y sacrificio, ¿pudiste plasmarlo en las notas?
-No, me costó. La parte de marketing la hice bien, pero la veta contable me costó un montón. Sufría todos los días con los números y le gritaba a mi mamá: "¡Quiero dejar!". Pero la terminé con mucho esfuerzo. Porque como soy muy inquieta, recuerdo que en el verano estaban todos en la pileta y yo miraba por la ventana o bajaba la persiana para poder concentrarme. Yo soy mucho más diseñadora que administradora. Ojo, ya mostré el diploma una vez en Desayuno Americano, ¡no sea cosa que no me creyeran!
"El amor es mi materia pendiente. Me va muy bien en el trabajo, en las amistades, me siento re feliz y conforme con mi cuerpo, pero en las relaciones de amor, no sé... Necesitaré un domador con un buen látigo".
-¿También te formaste como bailarina clásica en ese mismo lapso?
-Sí. Yo desde re chica iba al ballet y miraba abajo del escenario donde cocían los trajes. De las 300 personas que nos presentamos, quedamos sólo 10, era súper exigente. De nena me quedó la fascinación por los bordados y los detalles femeninos de tanto mirar en esos talleres. La carrera era de 8 años para poder formar parte del ballet oficial, pero yo abandoné al séptimo porque me di cuenta de que no iba a vivir del sueldo de bailarina. Mucha vocación y pasión, pero no era rentable, porque para triunfar hay que dedicarle muchas horas de entrenamiento, trabajo y rigurosidad.
-Te imaginarás que con tu perfil de femme fatal, pocos deben imaginarse esta trayectoria que estás contando...
-Sí, totalmente. Encima, yo me me acuerdo que estaba traumada por ser chata, no tenía nada de lolas porque el ballet clásico te impide desarrollar esa parte del cuerpo. Pero no por la dieta y el peso que tienen que mantener, sino por los movimientos. Dejé porque todas mis amigas, mi mamá, todas tenían re buen lomo y yo no. Mis amigas usaban corpiño y yo no. Tuve un desarrollo muy tardío, pero dejé y me crecieron de golpe y dije ¡por fin! Lo mejor de haber dejado danza clásica fue eso. Me apasiona bailar. Eso y andar a caballo son mis dos grandes pasiones.
"Hago yoga todos los días. Y meditación, porque sino estoy bastante loca, ja, ja. Como soy tan pila, son actividades que tengo que hacer para equilibrar mi energía".
-Tuviste la suerte de nacer en una familia culta y de buena posición económica, ¿no?
-Sí, por eso me vine a Buenos Aires. Sentía que tenía todo servido y no me gustaba quedarme trabajando en el campo. Cuando me vine a Capital, apenas traje unos mil pesos que me habían regalado por el cumpleaños y arranqué con mis diseños. Pero como así no iba a despegar, me puse a trabajar para una empresa. Creo que mi clave fue no detenerme nunca, con pasos cortos y tomando cada tropiezo como un desafío, porque sigo teniendo algunos problemas de vez en cuando.
-Mucho estudio, mucho trabajo, ¿pero cómo te va en el amor?
-¡Esa es mi materia pendiente! Juro que busco un gaucho que me dome. Me va muy bien en el trabajo, en las amistades, me siento re feliz y conforme con mi cuerpo, pero en las relaciones de amor... no sé. Siempre estuve acompañada de novios, pero por ejemplo, todas mis amigas están casadas. Yo podría estar casada, porque tuve propuestas de novios con los que estuve en serio, pero ¡no sé por qué estoy sola! Necesitaré un domador con un buen látigo...
-¿Cómo puede ser que no te hayan enamorado como para dar el "sí, quiero"?
-Me parece que no encontré a la persona indicada. Yo soy muy libre, autosuficiente y exigente. No necesito un hombre para vivir porque me siento muy bien tal como estoy. Lógico que quiero un compañero, pero me pongo exigente. Porque si uno estudia y se hizo de abajo, obviamente que desea alguien a quien admirar, pero el parámetro está en función de uno mismo, y no sé si espanto a los chicos, pero sí que quiero que estén en mi misma sintonía. Que tengan experiencias parecidas a las mías.
"Me siento mucho mejor con una pareja que sea más joven que yo porque los canso, no sé por qué. Una cosa increíble. Y no le cierro las puertas a nadie, pero si uno tiene cierto nivel de vida, está bueno poder compartirlo con otro".
-Describinos las cualidades de tu hombre ideal.
-Me gustan altos, eso es fundamental. Que sea protector, divertido y que me deje ser, con eso estoy contenta. Ahora, yo no le cierro las puertas a nadie, pero si uno tiene cierto nivel de vida, está bueno poder compartirlo con otro. Como yo soy independiente con los horarios por mi trabajo y me puedo ir de viaje cuando quiero, lógico que es más fácil congeniar con alguien que también pueda hacerlo. Aunque en el amor nunca se sabe.
-¿En cuanto a la edad?
-Me gusta lo simple. Antes decía que quería un hombre más grande que me cuide, pero ahora necesito alguien que me pueda seguir el ritmo, porque desbordo de energía. Me siento mucho mejor con alguien más joven que yo porque los canso, no sé por qué. Una cosa increíble. Como no tengo hijos, prefiero una persona para empezar todo desde cero. Yo en mi vida quiero todo, no le digo que no a nada. Quiero casarme de blanco y tener familia.
-Mientras tanto, ¿cómo canalizas tanta energía? ¿Dónde ponés tu líbido?
-Aprovecho la energía en el proceso creativo, es impresionante cómo me baja a tierra. Me da mucho placer hacerlo, porque además es mi negocio. También hago yoga todos los días. Y meditación, porque si no estoy bastante loca, ja, ja. Como soy tan pila, son actividades que tengo que hacer, aunque no tenga ganas para equilibrar mi energía. Por otra parte, soy vegetariana y me encanta cocinarme, descubrir recetas nuevas y experimentar con especias, combinando los colores en el plato.
-Hace poco Karina Jelinek dijo que por el momento estaba para el touch and go (toco y me voy). ¿Compartís la filosofía de tu amiga?
-Pasamos por experiencias diferentes, ella quedó muy golpeada y está cerrada al amor. La verdad que prefiero un touch and stay (toco y me quedo)... ¡Ja, ja! Esa es mi premisa hoy: estar y quedarme con alguien.