¡Argentina, Argentina!

Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan

La imagen del presidente conmovido en el Teatro Colón, rodeado de líderes mundiales del G20, quedó como ícono del momento. Ese instante clave en que algunos de los votantes originales de Cambiemos pudieron recuperar el vínculo afectivo con aquella propuesta de alegría y decenas de promesas. Un par de semanas después, la escena casi se repitió en la última reunión ampliada de gabinete, con los funcionarios coreando como en la tribuna del estadio mundialista y Mauricio Macri, nuevamente emocionado.

Claro, ya no fue en la majestuosidad del Colón. Ni en un contexto de halagos de parte de Donald Trump y Christine Lagarde, sino en el mismo día que se dieron a conocer dos datos muy preocupantes, que son resultado directo de las políticas económicas que viene aplicando esta administración. Pobreza e inflación. Van de la mano, pero son dos indicadores que se pueden medir por separado.

Este jueves la UCA reveló que hay 2,2 millones más de pobres que hace un año. El índice alcanzó el 33,6% y subió 5,4% respecto de 2017. Es la cifra más alta desde que la universidad empezó a medir este flagelo. Y se convierte en la comprobación cabal de lo lejos que quedó aquella promesa de "pobreza cero".

También este jueves el INDEC informó la inflación de noviembre, con un aparente buen indicio, porque los precios siguieron subiendo pero a un ritmo menor. Tal fue el descalabro del bimestre septiembre-octubre, que registrar un 3,2% en noviembre parece poca cosa. No lo es, en absoluto. Mucho menos teniendo en cuenta que el rubro alimentos creció 
3,7%. La leche subió el 5,2% al igual que los vegetales. Es decir, nuevamente la comida fue lo que más se encareció en el costo de vida de una familia promedio.

Aunque la inflación haya mostrado una fuerte desaceleración en noviembre, en lo que va del año los precios subieron 43,9%. En la comparación interanual, el registro trepó al 48,5%. Así se confirma que 2018 terminará con la inflación más alta desde el año 1991.

Ninguno de estos datos se arregla coreando como en una cancha mundialista, más allá de que la pasión tribunera por la celeste y blanca no entiende de razones sino de pasiones. 

El presidente agregó un par de definiciones que echan luz sobre lo que vendrá: "aunque nos vayamos un poquito a la banquina mantenemos la dirección", dijo. Entonces, de las metáforas aéreas, de aquellas turbulencias que tantas veces utilizó Marcos Peña para justificar los malos resultados, pasamos a la jerga pistera. Nos fuimos al pasto, pero seguimos en la misma dirección. No habrá que esperar grandes cambios.

Macri volvió a arengar a la tropa, para "enfrentar los privilegios" y los "ejércitos" de los privilegiados. Pero volvió a apelar a una tradición duranbarbista, más inspirada en el new age que en la doctrina política: "se trata del amor", repitió el presidente.

De la tribuna albiceleste, a la metáfora pistera, para volver nuevamente al sentimiento. Posiblemente todo esto sea mucho más fácil de transmitir que los fríos números estadísticos. Salvo para aquellas familias que se quedaron afuera.

JAQUE MATE