OPINIÓN

Superar el miedo (y el gataflorismo)

No hay contradicción entre temerle a los contagios y al mismo tiempo buscar la reactivación. Podría decirse que son las dos caras de la misma moneda. Una no puede ser sin la otra.
viernes, 16 de octubre de 2020 · 10:08

Son días confusos los que vive la humanidad entera. Argentina y San Juan no escapan a esta generalidad. El manejo de este presente caótico por el Coronavirus, depende en buena medida de las decisiones políticas. Más que nunca resulta imprescindible la correcta interpretación del tablero. Sin caer en facilismos ni juicios apresurados.

Un par de datos contrapuestos sirven para entender el momento. Nación mandó a aislamiento a Capital y Rawson en el último decreto de necesidad y urgencia de Alberto Fernández, como señal de alerta por el crecimiento de contagios. Pero el presidente también está empezando a destrabar el confinamiento estricto. Por ejemplo, se impulsó la discusión de las clases presenciales. Y en lo inmediato se reabrirá el transporte aéreo y terrestre de pasajeros, para retomar los viajes interprovinciales.

Esta aparente contradicción, entre la preocupación por la curva de contagios y el impulso por flexibilizar actividades, tiene una justificación. En apenas cuatro días, Argentina habrá cumplido siete meses de restricciones. Que ya no se llama cuarentena, es verdad. Pero dista bastante de ser la vieja normalidad previa al 20 de marzo, cuando el país entero entró en aislamiento social, preventivo y obligatorio.

La contradicción no es política sino fáctica. Es real el incremento de casos, que este jueves alcanzó un pico a nivel nacional superior a los 17.000 nuevos positivos. Impactante. Pero también es real el colapso económico de un país que venía muy castigado por las políticas de ajuste del expresidente Mauricio Macri y se agravó con el advenimiento de la pandemia. Buscar culpables no soluciona el problema mayúsculo. Es simplemente un necesario ejercicio de memoria. Un orden cronológico. El Covid-19 sorprendió a la Argentina con muchas debilidades previas.

Si es atemorizante el avance de la pandemia, ya no tanto en el área metropolitana de Buenos Aires como sí en el resto de las provincias, también es alarmante el 40 por ciento de pobreza que reveló el INDEC recientemente. La única receta contra este flagelo estructural, agravado por el contexto, es generar empleo. Y para eso urge reactivar la economía, recomponer el consumo, poner la maquinaria productiva en funcionamiento.

Esperar indefinidamente que el virus se detenga para recién asomarse a la vereda, es inviable. Esperar la vacuna para salir de la parálisis sería insostenible. Tanto es así, que hasta la propia Organización Mundial de la Salud aconsejó dejar el confinamiento como último recurso, entendiendo que el azote económico y social que provoca la cuarentena deja secuelas tan serias como la pandemia misma. En otras palabras, la OMS sepultó la famosa Fase 1 como resorte automático cada vez que haya un incremento de casos.

No. No hay contradicción entre temerle a los contagios y al mismo tiempo buscar la reactivación. Podría decirse que son las dos caras de la misma moneda. Una no puede ser sin la otra. Aunque cueste comprenderlo, es este el acertijo que intentan descifrar tanto en la Casa Rosada como en cada una de las provincias. Se ha dicho reiteradamente pero vale repetir que la peste vino sin manual. No hay recetas infalibles. Tan solo intentos, ensayos y errores para ir haciendo camino al andar.

Por supuesto, la restitución de vuelos y de colectivos de larga distancia ponen en una posición delicadísima al gobierno de Sergio Uñac. El ministro de Transporte de Nación, Mario Meoni, dijo ayer que dependerá de cada jurisdicción acoplarse o no a esta conectividad con protocolos. San Juan tiene un presente delicado por resolver.

En dos semanas los casos de Covid-19 subieron el 77 por ciento, de acuerdo a los números oficiales. Esta semana se cruzó la barrera de los 1.500 acumulados. La curva sanjuanina apenas está empezando a despegar, se encuentra lejos de su pico, no permite hacer mayores proyecciones de acuerdo a la última declaración de la jefa de Epidemiología, Mónica Jofré. Pero los positivos ya aparecen diseminados en distintos puntos del Gran San Juan.

Oficialmente, la provincia todavía no tiene circulación viral comunitaria. Sin embargo, ese último estadío podría ocurrir de un momento a otro, sencillamente porque es la trayectoria natural de la peste. Es el modo en que progresó en el resto del planeta. Con razón, muchos sanjuaninos y sanjuaninas seguirán pidiendo más confinamiento, como último resguardo frente al contagio. Sin embargo, no es posible.

A punto de cumplirse siete meses de restricciones, el daño económico y social es transversal. Afecta tanto al capital como al trabajo. Vacía los platos de comida. Es muy difícil saber cuál será el final de una historia que tiene precedentes, pero nunca antes ocurrió en un mundo hiperconectado como el actual. Superar el miedo, caminar a paso firme, hacer carne la distancia social, el barbijo y el lavado de manos. No hay muchas alternativas.


JAQUE MATE