A 39 AÑOS DE LA GUERRA

Malvinas: El sanjuanino que logró sobrevivir a 129 disparos en el desembarco

Leandro Neri Caballero tenía tan solo 21 años pero ya era miembro de la Infantería de Marina. Bajo su mando tenía conscriptos de apenas 17 años.
viernes, 2 de abril de 2021 · 09:00

Fue asombroso el nivel de detalle del relato de Leandro Neri Caballero. Casi como si no hubieran pasado 39 años de la guerra. Quedaron impresos en su retina, en sus sentidos, aquellos 129 disparos recibidos por su vehículo anfibio cuando desembarcaban en Malvinas el 2 de abril de 1982. Ese y tantos otros recuerdos afloraron incontenibles a lo largo de una profunda entrevista en Banda Ancha. Un documento necesario para volver casi cuatro décadas atrás.

'El día 2 de abril no es una fecha más. Nosotros como veteranos de guerra honramos a nuestros compañeros que quedaron tanto en Malvinas como en las aguas del sur argentino', dijo Cardozo, vestido prolijamente con su uniforme de la Infantería de Marina. Se preparó especialmente para la ocasión, como lo hace cada vez que tiene que brindar alguna charla, en esa tarea interminable de los veteranos. Malvinizar. Pelear contra el olvido.

Además de su atuendo, trajo consigo una cantidad de recuerdos. Desde las botas que utilizó durante todo el conflicto armado, hasta una serie de fotografías. Puesto a elegir cuál de todos los objetos es su favorito, eligió posiblemente el menos predecible. Una foto bastante más reciente, que tiene apenas un par de años de antiguedad. En ella se lo puede ver junto a otro excombatiente sosteniendo una bandera inglesa. Original. Una de las que fueron arriadas el día del desembarco, para izar el pabellón argentino. Esa es su preferida.

'Para mí en este momento creo que el recuerdo más importante es haber tenido una bandera inglesa en nuestro poder', contestó Caballero. Y explicó la razón: 'el 2 de abril se cumplían 149 años de la usurpación de Inglaterra sobre Malvinas. Y el día 3 de enero de 1983 se cumplían 150 años. De acuerdo a la resolución de Naciones Unidas, si Argentina no pisaba Malvinas e izábamos nuestro pabellón nacional, hoy no podíamos reclamar'.

La bandera inglesa que hoy sigue resguardada en el hogar de un veterano sin revelar su ubicación precisa, fue tomada por un comando anfibio. 'Ellos desembarcaron el 1 de abril a las 9 de la noche', recordó Caballero. El tenedor del estandarte es también sanjuanino. Se llama Eduardo Yacanto. 'Y la tiene como recuerdo de guerra en su casa', reveló el infante de Marina.

Una de las banderas inglesas arriadas de las Malvinas, hoy en poder de un excombatiente.

'Esa foto la tomamos unos dos años atrás, en los juegos olímpicos en el Sur. Yo sabía que él la tenía. Entonces le pedí tenerla para que la gente sepa que esa bandera se bajó y se izó el pabellón argentino, es lo que nosotros seguimos reclamando por soberanía', insistió Caballero. Varias veces más a lo largo de la entrevista mencionó apasionadamente a la celeste y blanca.

También eligió como segundo objeto especial, de todos los que llevó al estudio televisivo, una foto del vehículo anfibio en el que llegó a las islas el 2 de abril. 'Íbamos ahí con 25 personas, punta de Infantería. Recibimos 129 impactos en el momento del desembarco', relató. Los contó, uno por uno. Fue el inicio de la guerra.

'Yo tenía 21 años, era cabo segundo de Infantería de Marina. Y también tenía conscriptos de 17 años que hacían el servicio militar obligatorio. Y bueno, esos soldados nos respondieron a nuestras órdenes a pesar del impacto que fue en el momento cruel de una batalla', continuó el veterano.

 El vehículo anfibio en el que Caballero y otros combatientes desembarcaron en Malvinas el 2 de abril de 1982.

 

Vida militar

Caballero eligió vocacionalmente incorporarse a las fuerzas armadas. 'En mi familia somos 11 hermanos. Yo me salvé del servicio militar obligatorio por numeración baja. Entonces en San Juan no estaba bien económicamente. Mis padres me autorizaron a  incorporarme a la Armada Argentina', explicó. Viajó a Buenos Aires y allí se formó. 'Para ser militar tenés que estudiar y mucho', destacó con orgullo.

Distinto fue el caso de muchos conscriptos. Civiles que habían sido sorteados en aquel momento para realizar el servicio militar obligatorio y tuvieron que convertirse en combatientes para recuperar las islas tomadas por la colonia inglesa.

'Antes de ir a Malvinas, la Infantería de Marina hizo un adiestramiento de conscriptos, se les enseñó el rol que tiene una sección de tiradores, de lanzacohetes, se les enseñó a tirar con los fusiles, a armar y desarmar, después de eso se los llevó al terreno y todo se puso en práctica. Los solados que les tocó ir a la recuperación de Malvinas tenían un adiestramiento de casi 14 meses. Eran conscriptos pero tenían instrucción militar, sabían todo lo que era el rol de combate. Todo eso se puso en práctica', justificó Caballero.

No fue fácil igualmente. Más adelante volvió a recordar a los más jóvenes, cuando habló del miedo en combate. Un instinto tan natural como necesario. Una barrera que se debe cruzar para seguir en combate.

Con estas botas combatió Caballero en Malvinas.

 

Los momentos previos

'El 27 de marzo nos dieron la orden de formar el batallón y nos trasladaron a Puerto Belgrano. Teníamos el buque de desembarco que era el San Antonio', contó el veterano. Ahí comenzó la misión, aunque todavía era misterioso su destino. 

'Una vez que se dio la orden de zarpar hacia rumbo desconocido, en navegación el primer día me enteré por cadena de comando de mi unidad, que nos tocaba ir a Malvinas', relató.

Su comandante les dijo: 'ustedes el rol que van a tener de aquí hasta cuando se dé la orden, es preparar en rol de combate a todos'. Comenzaron los ejercicios a bordo. Hacían tiros a mar abierto. Subían a los vehículos anfibios. Armaban y desarmaban y volvían a armar. Así una y otra vez.

Salvo los mandos, el resto todavía desconocía por qué estaban haciendo esos ejercicios. Y cuál era su misión. Hasta que llegó el día. 'El 1 de abril se informó a toda la fuerza de desembarco, a través de un altavoz, hacia nosotros y todos los buques. Nos informó el almirante que teníamos que recuperar Malvinas, que íbamos a hacer historia', rememoró Caballero.

'Yo como militar sabía que podía quedar en la playa, porque la mía era una de las secciones que abría la punta de Infantería', admitió.

 

El desembarco

'Se dio la orden general de que nadie podía tirar si los ingleses no nos tiraban. No podíamos ingresar a sus casas. Teníamos que respetar a los civiles. Si ellos nos atacaban nosotros recién podíamos replegar. No podíamos usurpar, violar. La orden era tomar prisioneros de guerra y darles el rol que tienen', explicó el veterano de Malvinas.

Pero cuando llegó el momento del enfrentamiento cuerpo a cuerpo, la historia cambió. 'A nosotros cuando desembarcamos nos tiraron con lanzacohetes. Yo no digo que no tenés miedo, porque yo tuve soldados que estuvieron heridos y les salvó la vida el fusil', explicó Caballero señalando con sus manos el modo en que el arma con el casco pudieron frenar un impacto enemigo.

'El miedo se siente, porque te quedás sin voz. Yo tengo compañeros que se orinaron y se defecaron en combate. Eso lo digo siempre, porque yo tenía compañeros de carrera que tenían 17 años. Yo tenía 20 pero ellos tenían 17. Pero nosotros estábamos preparados psicológicamente, podíamos quedar en el agua', reveló.

'En un desembarco tenés que sacar la valentía y el coraje para que los soldados que están atrás tuyo te sigan, que cumplan la orden. Miedo tenemos porque somos personas... Ese miedo y esa sensación la tenías que superar. Eras vos o ellos', continuó.

En esa lógica de matar o morir, algunos recuerdos se asfixiaron. Tal vez, por el mismo instinto de supervivencia. 'Siempre que me preguntan ¿cuántos mataste? yo les digo 50. Significa que uno no tiene la cuenta armada', contestó Caballero.

La misión era elevar la bandera argentina en las islas y se consiguió. 'Frente a la casa del gobernador en una playa, ahí se izó el pabellón nacional. Fue el orgullo más grande como argentino, ver flamear el pabellón nacional', recordó el excombatiente con un nudo en la garganta.

 

Rivalidad con Chile

Tras el desembarco en Malvinas, Caballero recibió nuevas órdenes. 'A gran parte de nuestra unidad de Infantería de Marina nos trajeron nuevamente al continente y nos preparamos con los nuevos conscriptos. Sabíamos que Chile había entregado todo su territorio, su apoyo con armamento (para los ingleses). Nosotros estabámos en la estancia María Betty en el límite argentino-chileno', relató el veterano. En ese punto patagónico transcurrieron sus días siguientes.

'El rol nuestro era hacer inteligencia, hacer el control de documento a chilenos, y también en un momento se detuvo a periodistas extranjeros cerca de Punta Arenas. Nosotros sabíamos. Chile después de casi 27 años reconoció que le dio todo el apoyo a Gran Bretaña', advirtió.

La siguiente fue una pregunta directa. ¿Guarda rencor hacia los chilenos? Y su respuesta fue igualmente directa y honesta: 'hoy no'.

Tuvo que pasar tiempo. 'Me preparé de una forma especial. Empecé a hacer el cruce sanmartiniano. La primera vez fue caminando con el padre Víctor Gallardo, hasta Andacollo. Yo iba con el uniforme de infante de Marina, con el pelo largo, rebelde. En la frontera nos recibieron los carabineros y algunos militares. En ese encuentro por primera vez nos dijeron: nosotros le debemos respeto a los argentinos, porque nuestros gobernantes militares dieron su apoyo, pero el resto del pueblo chileno no pensaba lo mismo', recordó.

'Hay algunos veteranos de guerra compañeros que todavía tienen ese dolorcito. Pero hemos cambiado banderas con militares y comandos chilenos y reconocen el valor de los conscriptos, oficiales y suboficiales que defendimos Malvinas. Yo siempre digo que a mí me llevó mucho tiempo. Uno tiene que saber abrir la cabeza como personal militar de carrera', reflexionó. 

 

Volver a las islas

Caballero fue uno de los primeros veteranos de guerra que pudo regresar a las islas en los contingentes organizados por el gobierno de la provincia de San Juan. En la entrevista los ojos se le humedecieron. Rápidamente se repuso. 'Con otros veteranos nos bajamos y besamos nuestro territorio. Se me cayó una lágrima. Porque es una parte de lo que ha quedado. Sentí que era algo que yo debía a mis compañeros que habían quedado en Malvinas', contó.

La mochila que llevó Caballero a Malvinas, junto a su uniforme y otros recuerdos de la guerra.

El reconocimiento a los que dejaron la vida en Malvinas y los que pudieron volver demoró demasiado. 'Yo como personal de cuadro seguí mi vida normal. No tuvimos un reconocimiento en la fuerza. Llegamos de Malvinas y nos dieron una semana de licencia', recordó Caballero. Lo que vino a continuación también lo marcó.

Regresó a San Juan, para reencontrarse con su familia. No imaginó lo que le iba a suceder. Era vecino de otro sanjuanino, Esteban Lucero, que había fallecido en el hundimiento del ARA General Belgrano. 'Sus padres fueron a mi casa y me preguntaron si sabía algo de su hijo. Yo sabía como militar que su hijo había quedado dentro del crucero. Pero por respeto no les pude contestar', confesó. 

En este sentido jugaron un rol indispensables los centros de excombatientes en todo el país. Fueron necesarios para brindarles la contención que el Estado no les dio en un principio. Uno de los primeros fue el CEAS, que aún funciona en San Juan.

'La primera pensión fue para los conscriptos y después para oficiales y suboficiales', explicó Caballero. El reconocimiento social también llegó a cuentagotas. 'A la mayoría de mis compañeros sí creo que se los fue reconociendo de a poco', consideró.

Algunas heridas solo pudieron cerrar con contención psicológica. En combate murieron 647 soldados. Se estima que una cantidad semejante falleció luego por el abandono. Muchos de ellos se quitaron la vida. 'Me gusta lo que hice en mi carrera pero creo que una persona tiene deberes, derechos y se debe sentir orgullosa de lo que es. Y lamentablemente nuestras mismas fuerzas armadas a los veteranos que éramos de carrera no nos supieron valorar mucho', dijo Caballero. 


Vía diplomática y pensiones

'Yo siempre digo cuando damos una charla que los chicos tienen que saber lo básico', sostuvo Caballero. ¿A qué se refería? A un enfoque que durante mucho tiempo se enseñó en las escuelas y que él no comparte. 

'Tenemos que saber el derecho sobre nuestras islas Malvinas. Porque mucho tiempo se hizo creer que fue una locura de militares. Y se sigue pensando que era para seguir en el poder. Yo fui a defender la orden que nos dio el presidente, que era un presidente de facto, para reconocer la soberanía del país', afirmó.

Otro aspecto polémico que enfrenta a los veteranos es la división entre los que estuvieron en combate y los que fueron movilizados pero nunca participaron del enfrentamiento armado, sino que se quedaron en el continente.

'Nosotros aclaramos que hay una ley que declara que el veterano de guerra es quien estuvo en Malvinas y dentro de las 200 millas. El resto han sido soldados que fueron movilizados para defender la soberanía y que también estaban para entrar en combate', explicó Caballero.

'Si les quiere dar un beneficio el Estado me parece correcto. Pero no se puede pedir el mismo beneficio de los veteranos de Malvinas. Porque realmente para mí es injusto', diferenció.


 

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