OPINIÓN

Ellas free

Días atrás en San Juan salió a la luz un supuesto debate abierto en la agenda feminista, el de: no sentarme en el colectivo si me lo cede un varón heterosexual. Esta consigna habría circulado en redes sociales y dividido las aguas en torno a la disputa de si es un acto de cortesía o machismo.
jueves, 17 de enero de 2019 · 10:40

Por Vanesa Gomez
Canal 13 San Juan

Días atrás en San Juan salió a la luz un supuesto debate abierto en la agenda feminista, el de: no sentarme en el colectivo si me lo cede un varón heterosexual. Esta consigna habría circulado en redes sociales y dividido las aguas en torno a la disputa de si es un acto de cortesía o machismo.

En medio de tanta confusión binaria local me pregunto ¿qué habrán pensado las lectoras y los lectores que se sumaron a esa polémica? Si la nueva horda cortapito está exhausta cuando vuelve del laburo, ¿no aceptaría un asiento en el bondi? Teniendo en cuenta que nuestros sueldos son, por la misma tarea, considerablemente más bajos a los de un hombre asalariado y que quizás algún “distraído” me roce la cola con su pene sin querer… YO me quedo con asiento en el micro, gracias.

Es verdad que las redes permiten odiar a mucha más gente que antes, mucho más rápido. Pero creo que incluso las menos cercanas al feminismo, podemos distinguir entre una real controversia instalada en la comunidad y una forma de descrédito hacia el movimiento.

Yo creo, estoy convencida, que las pibas se cuestionan otras cosas, importantes realmente. Por ejemplo, quien accede a no pagar la entrada a un boliche en dinero, ¿consiente “abonarla” con su cuerpo? El “damas gratis” de algunos boliches es una más de las prácticas empresariales donde, fácilmente, se ve la intencionalidad detrás de las ofertas especiales solo para chicas. Sí, puede considerarse una mera costumbre, pero lo cierto es que representa una práctica sexista y hace ruido. Nos están usando como carnada y a nadie parece molestarle demasiado. El de las promociones machistas es un debate que se reaviva cada tanto, pero se olvida. Se hace evidente un nivel insólito de naturalización, donde queda implícito que las mujeres solo somos un medio para llenar el local.


Mientras escribo pienso que muchas mujeres ya llegaron a la conclusión de que no hay nada gratis. El costo de la entrada deja de hacerse en plata para pagarse con el body. Cuando un género paga por entrar a un local nocturno y el otro no, se está considerando al segundo mercancía. Son las reglas del juego, es una especie de consentimiento tácito: nadie te obliga pero sabés que cuanto más “perra” estés, cuanto más te depilés, cuanto más te maquillés...vas a agradarles mucho más.

Creo que el problema no son los varones malos y patriarcales que dan asientos contra los que se cuestionan su masculinidad, sino la noción misma de cómo hemos llegado a crear este cuerpo llamado ‘macho’ que controla, cede y es hegemónico y las mujeres que tenemos descuentos si vamos a un boliche o quizás, entramos gratis si llevamos minifalda.

 

 

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