OPINION

Que se vayan todos, versión 2019

Empezó a escucharse la frase "son todos iguales", en un año crucial para la vida democrática del país, la provincia y los municipios. Hay hartazgo y razones de sobra.
lunes, 11 de marzo de 2019 · 11:10

Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan


En 20 días exactos los sanjuaninos tendremos que ir a las urnas por primera vez en un año que posiblemente nos demande cinco veces dentro del cuarto oscuro, contando primarias, generales y balotaje. Son apenas tres semanas para decidir qué candidatos queremos en cada municipio, en cada Concejo Deliberante, en la Legislatura y en la Gobernación, para terminar de definir en las generales del 2 de junio.

Sin embargo no hay clima de campaña. Sí, hay caminatas y folletería y carteles y algún jingle sonando por ahí. Pero a los propios precandidatos les pasa -y lo reconocen off the record- que la gente tiene otras preocupaciones y ni siquiera registra que habrá que votar en tan poco tiempo. El síntoma podría ser una pavada o algo más grave, cuando el eco del "son todos iguales" se asemeja peligrosamente al "que se vayan todos", que estalló apenas empezando el nuevo milenio en nuestro país.

Eso de que "son todos iguales" sería la versión de la frustración modelo 2019. Hasta el propio Marcelo Tinelli, un hábil intérprete de la milanesa con papas fritas que le gusta a la mayoría, lo sintetizó la semana pasada: "Macri y Cristina son dos caras de la misma moneda". Más claro, imposible. El popular animador televisivo con incipiente vocación política lo dijo en el ánimo de proponer una tercera opción, con Lavagna, Massa y Urtubey adentro. Pero cuesta o costará muchísimo que el argentino común pueda separar los tantos. Al fin y al cabo, la política nuevamente cayó en desgracia.

Valga la obviedad: los políticos están haciendo su parte. El escandalete de los 60 asesores del senador Roberto Basualdo que lo pusieron a la cabeza del ranking de la Cámara Alta del Congreso es bastante indefendible. Puesto a responder en rueda de prensa, el gobernador Sergio Uñac consideró que estas cosas no le hacen bien a la política. Una verdad de perogrullo.

Sin embargo, la realidad completa es que la fenomenal generación de puestos bien remunerados que hay en cargos del ámbito nacional, provincial y municipal no distingue colores políticos. Hay ciertamente una tradición de deshilachar a los parlamentos cuando se habla del gasto político. Pero el asunto es bastante más transversal. ¿O acaso podríamos olvidarnos del Poder Judicial también en esta cultura de la designación de parientes, amigos y compromisos?

Sin desconocer la necesidad de poner blanco sobre negro y transparentar el sistema, algo que parece bastante difícil en Argentina, una mirada un poco más larga enciende una luz de alerta. En épocas de hastío social con la política y los políticos, aparecen decisiones que terminan perjudicando al sistema. Y tenemos un ejemplo clarísimo bien sanjuanino.

En los albores del 2000, en pleno esplendor de las cacerolas, San Juan decidió recortar su cantidad de diputados provinciales. La Legislatura pasó de 54 a 36 bancas. ¿Sabés cuál fue el resultado? Las mayorías se quedaron con todo. A una minoría se le hizo mucho más difícil acceder a un lugar en ese recinto, el único del sistema republicano de gobierno donde tienen expresión los que no votaron al primero, ni al segundo. 

Dignidad Ciudadana solo pudo acceder a su primera diputación porque fue en un frente electoral. En soledad, difícilmente podrá retener esa representación. Y es tan solo un caso, al que podríamos sumarle expresiones de izquierda. Para llegar, la única receta posible hoy es negociar con las fuerzas mayoritarias. La otra alternativa es mirar desde afuera con la ñata contra el vidrio.

La política nuevamente camina por la cuerda floja. La gente está cansada y tiene razón.

JAQUE MATE

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