JAQUE MATE

La lapicera es una sola, pero los márgentes se achican

La política y la justicia se enredaron en una trenza inentendible para la mayoría. Sigue corriendo el calendario y nadie podría asegurar cómo se votará el año que viene en San Juan.
jueves, 4 de agosto de 2022 · 10:30

A diferencia del resto de los aspirantes al sillón de gobernador, Sergio Uñac tiene una herramienta estratégica exclusivamente suya: de él dependerá fijar el calendario electoral para 2023. Podría convocar apenas comience el año o hacerlo más adelante, hasta escalonar la fecha con las presidenciales y así obstruir cualquier intento de candidaturas dobles o testimoniales en la oposición. Pero ese instrumento poderoso tiene sus límites por el contexto político y la escalada judicial.

Puede sonar abstracto para el sanjuanino alejado de las cuestiones políticas, pero ciertamente es un escenario que condiciona desde ya el año electoral. Dicho en otras palabras, lo que hoy es preocupación exclusiva de los políticos, en el mediano plazo impactará en la totalidad de la población. Son las reglas de la democracia.

Como Uñac tiene la lapicera para firmar el decreto de convocatoria a elecciones, hay que observarlo. Desde que llegó al poder el 10 de diciembre de 2015, solo una vez pudo usar esa herramienta. Fue en 2019, cuando adelantó las elecciones provinciales llevándolas al primer semestre. Para el 2 de junio ya estaba todo resuelto, quedando todo el segundo semestre reservado con exclusividad para la cuestión nacional: desde la votación presidencial hasta las bancas en el Congreso.

Ese antecedente alimenta las expectativas de que el gobernador actúe en 2023 con la misma lógica. Más aún teniendo en cuenta la alicaída imagen de Alberto Fernández. Habrá una fuerte apuesta a provincializar el comicio, de eso no quepan dudas.

Pero hablando de provincializar, San Juan tiene sus particularidades. El sistema electoral sigue empantanado desde lo político y lo judicial a punto tal de restringir esa facultad estratégica de Uñac. 

Hay tres causas iniciadas contra aquella polémica ley que derogó las primarias abiertas simultáneas y obligatorias el 16 de diciembre del año pasado. La primera, iniciada por los tres diputados giojistas, prosperó en primera instancia y se cayó en segunda instancia, pero seguirá su camino hacia la Corte de Justicia. 

La segunda causa, iniciada por Juntos por el Cambio, avanzó en el Contencioso Administrativo y está pendiente su resolución en la Cámara Civil, que podría conocerse la semana próxima. Si fuera adverso el fallo para ellos, irán 'hasta las últimas consecuencias' hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lo ratificó este miércoles en Banda Ancha el abogado Guido Romero.

La tercera causa, presentada por el Partido del Trabajo y el Pueblo (PTP), miembro del Frente de Todos, también cosechó un fallo favorable de la jueza Adriana Tettamanti, sin haberse llegado a la Cámara Civil. Sucederá inevitablemente, cuando Fiscalía de Estado presente la apelación correspondiente, habiéndole ganado la pulseada al giojismo en esa segunda instancia.

En esta trenza cualquiera se puee extraviar fácilmente. Lo importante es comprender que el sistema electoral seguirá enredado en los tribunales, poniéndole un cono de sombra al 2023. Ni el giojismo, identificado como Lealtad Justicialista, ni Juntos por el Cambio, planean resignar posiciones. Es de esperar que el PTP adopte una postura semejante.

Pero hay diferencias entre unos y otros. Para Lealtad Justicialista y el PTP, la causa judicial es también un factor para jugar internamente. Es una carta de negociación. Para Juntos por el Cambio no. De Marcelo Orrego para abajo, ningún dirigente tiene motivación alguna para hacer concesiones.

Cuando dos juezas de los tres integrantes de la Sala IV de la Cámara Civil rebotaron la causa giojista y le dieron la razón a Fiscalía de Estado, Uñac ganó un espaldarazo y las PASO quedaron transitoriamente derogadas. Transitoriamente. 

Ahora falta la resolución para Juntos por el Cambio. Con independencia de cada uno de estos pasos, el camino se presenta mucho más largo y sinuoso. Eventualmente se podría solapar la batalla judicial con la decisión política de establecer el calendario electoral.

Uñac no podría firmar hoy un decreto llamando a las urnas básicamente porque no se sabe si habrá que votar dos veces o una sola. Eso es lo que está en discusión. Y si esa disputa no está liquidada al 100 por ciento, el decreto quedará sometido a esa incertidumbre. Nunca estuvo en los planes oficiales que la pelea se extendiera tanto en el tiempo.

Por eso, apenas sucedió el fallo de la Cámara Civil en contra del giojismo y a favor de Fiscalía de Estado, resurgió la invitación del oficialismo para avanzar en un sistema electoral que reemplace a las PASO. Dar el debate en la Legislatura, para concebir algo semejante a colectoras o lemas aggiornados al siglo XXI. 

El giojismo está dispuesto a participar de ese diálogo, aunque con una condición: que entre en la discusión la categoría de gobernador. Es difícil que el uñaquismo acceda.

Pero Juntos por el Cambio no daría lugar a un cambio de sistema electoral a esta altura, escudándose en la ley provincial 613 N, según la cual las reglas del juego no se pueden alterar faltando 18 meses para el día del comicio. Solo se podría tocar antes de ese plazo.

Pero la ley 613 N se puede modificar con el voto de dos tercios de los diputados y diputadas. Si hubiera acuerdo entre uñaquismo y giojismo, se podría alterar esa restricción de los 18 meses. Aún así, Juntos por el Cambio iría a la Justicia nuevamente, entendiendo que ya está operando ese escudo para las reglas del juego. Es decir que todo cambio que se produzca no podría regir para 2023, de ninguna manera, porque los tiempos están totalmente vencidos.

Romero, como apoderado del orreguismo, anticipó en Banda Ancha que si cambian el sistema electoral en los próximos meses, volverán a Tribunales para frenar todo. Más allá de lo que terminen resolviendo los jueces intervinientes, desde ya se prevé una complicación adicional. ¿Qué sentido tiene hacer una advertencia semejante? Es una acción política. Buscan desalentar al oficialismo y dejar todo como está, con primarias y generales. Como fue en 2019.

Esta trenza inentendible para la mayoría, está presente en cada uno de los tableros de oficialismo y oposición. Y es cierto que uno solo tiene la lapicera. Pero los márgenes se achican.


JAQUE MATE