JAQUE MATE

De mochilas nacionales y microclima sanjuanino

La macroeconomía le pone presión al escenario electoral, a 48 días de ir a votar. Antecedentes y presente de un tablero al que nadie escapa: ni Uñac, ni Gioja, ni Orrego.
lunes, 27 de marzo de 2023 · 10:00

Cada vez que un oficialista defiende las cualidades de Sergio Uñac en clave de campaña, advierte que supo sobrellevar la gestión con un gobierno nacional en contra. Efectivamente debió coexistir con Mauricio Macri y las políticas de ajuste feroz de Cambiemos.

Tal vez esa haya sido la mejor etapa de Uñac, cuando se encontraba políticamente desatado de los desmanejos de la Casa Rosada. Hoy le toca participar obligatoriamente de las desventuras de Alberto Fernández, mientras la oposición puede hacerse un festín a 48 días de las elecciones en San Juan.

Uñac pudo cuestionar abiertamente los tarifazos y la reforma jubilatoria, por citar dos ejemplos sobresalientes de aquel período entre 2015-2019. Los roces fueron de menos a más. Cuando llegó la hora del voto, estar en frente de Macri era natural. La asfixia económica se tradujo en las urnas. El Frente de Todos renovó el contrato con la ciudadanía.

Pero cuatro años después el escenario nacional se dio vuelta. La pandemia jaqueó la economía y el gobierno albertista-cristinista-massista se financió con emisión monetaria. Está claro que la inflación es multicausal, pero el propio superministro de Economía admitió el sábado pasado en una entrevista con Marcelo Bonelli que todavía estamos pagando las consecuencias de esa sobreabundancia de pesos.

Eso y, por supuesto, la enorme deuda tomada por Macri que nuevamente subordinó a la Argentina a seguir las políticas recesivas del Fondo Monetario Internacional. La salida parece estar en el mediano y largo plazo, con el agravante de la naturaleza: hay una sequía histórica que promete diezmar los cultivos y por lo tanto también las exportaciones y el ingreso de dólares genuinos.

En este cóctel explosivo, elecciones. ¿Qué motivos tiene un trabajador para seguir apostando por este modelo? Según Desarrollo Productivo de Nación, el salario formal -público o privado- promedia los 161.939 pesos. Es decir, 16.000 pesos por debajo de la línea de pobreza.

Se puede decir más fácil: los números oficiales demuestran que los trabajadores registrados, con paritarias y todos los beneficios de ley, no llegan a fin de mes. Algo dejan de comprar, simplemente porque no les alcanza. Y hay familias que están mucho peor. Viven al día, con empleos precarios.

En una semana más, a partir de abril, el salario mínimo vital y móvil llegará a los 80.342 pesos. Es decir, un poquito por debajo de la línea de indigencia, que el INDEC trazó en 80.483 pesos.

Es, lisa y llanamente, el blanqueo de una tragedia: los ingresos de las y los argentinos se derrumbó en términos reales, en un país que el año pasado creció el 5,2 por ciento. Más riqueza en menos manos, sería la síntesis. El combo garantiza malestar social y, presuntamente, revés electoral.

Este es el núcleo de las diferencias intestinas en el Frente de Todos a nivel nacional. Los referentes en San Juan miran el desaguisado a lo lejos, sin mucho margen de acción. Simplemente, resistir la tormenta y esperar que amaine en algún momento.

Este lunes los docentes volverán a las aulas, luego de una aceptación 'en disconformidad' de la última oferta salarial diseñada por el gobierno provincial. Para muchos niños, niñas y adolescentes, será el primer día de clases. Otros pudieron comenzar hace prácticamente un mes. ¿Acaso es posible equiparar a unos con otros en materia de aprendizaje? La crisis económica le pasa a todo y a todos por encima. Incluso a lo pedagógico.

El nuevo esquema salarial con los estatales sanjuaninos -no solo los docentes- implica garantizar 180.000 pesos de bolsillo de inmediato. En términos de Uñac, será necesaria una 'recontra ingeniería' para poder cumplir. 

Como ya se ha dicho, los recursos coparticipables están a la baja. La proyección nacional es negativa debido a la sequía y la consecuente merma en la cosecha de granos. Por lo tanto, la provincia asumió un mayor compromiso con una expectativa de menos recursos. Fue la única manera de salir, momentáneamente, del conflicto con los docentes autoconvocados. Los sindicatos quedaron desdibujados por segundo año consecutivo. Ya no son garantes en la negociación.

Entonces la cuestión se terminó resolviendo sin intermediarios: el gobierno y los docentes sin más organización que una asamblea vía Whatsapp. Todo, sin poder patalear demasiado contra las políticas nacionales. La pertenencia al mismo espacio político se convirtió en un inconveniente, visto estrictamente desde la perspectiva electoral. 

Mejorar el humor social es imperativo de aquí al 14 de mayo. Difícilmente haya un alivio macroeconómico. Ese fue el factor determinante para desdoblar los comicios y adelantarlos tanto. El resto será apostar a un microclima provincial que pueda restituirse en tiempo récord.

Con micrófonos y cámaras apagadas, uñaquistas y giojistas reaccionan de la misma manera al comentar sobre el rumbo de las políticas nacionales. Ninguno es miope. Le siguen prendiendo velas a Sergio Massa. Su mayor fortaleza, paradójicamente, es el desorden de la oposición.

Esa disputa caótica entre halcones y palomas, macristas, radicales y libertarios, por momentos es mucho peor que las peleas de alcoba del oficialismo. En San Juan no. Debajo de la conducción de Marcelo Orrego confluyó el armado más armónico de los últimos 20 años. Sus apariciones públicas medidas, sus silencios calculados, son la manifestación de una estrategia que consiste en esperar el error del contrincante.

Lo dijo hace un par de semanas un operador porteño en una mesa de café para dos: 'a los dirigentes políticos hay que convencerlos de que no busquen el golpe que dé vuelta el partido, sino aguantar todo lo que sea necesario para que el adversario cometa una equivocación'. 

La metáfora importada del tenis describe a la perfección los pasos de Orrego. Puede hacerlo reposado en la malograda gestión de Alberto. Ya sin la ingrata tarea de poner la cara por Macri, como le tocó en 2019.


JAQUE MATE

Como una película