SUPERACIÓN

Engordó por una enfermedad y creó un exitoso negocio de talles especiales

Esta es la historia de Laura Pintos, una sanjuanina de 60 años de edad que supo utilizar las piedras que le puso la vida en su camino para crear algo mucho mejor.
domingo, 20 de diciembre de 2020 · 12:58

La realidad de Laura Pintos cambió rotundamente durante el año 2013. Luego de pasar toda una vida siendo delgada, algo comenzó a suceder con su cuerpo. Empezó a subir mucho de peso y de manera muy veloz. Para descubrir lo que estaba sucediendo visitó a varios especialistas. Luego de someterse a una serie de estudios, descubrió que tenía un problema en su glándula tiroides.

"Siempre fui una persona delgada, nunca había pesado más de 63 kilos. Mi vida cambió completamente", recordó Laura. Desde ese momento comenzó a padecer las complicaciones que sufre una persona con obesidad. No encontraba ropa que le quedara bien y todo empeoraba cuando se trataba de lencería.

Sin embargo, la sanjuanina de 60 años se percató de que este no era un problema sólo de las mujeres. Notó que con la indumentaria de hombres o de niños con algunos kilos de más, sucedía lo mismo. "La ropa que fabrican tanto para mujer como para hombre no tiene forma. Para los nenes gordos no hay ropa, los tienen que vestir con ropa que es para adultos", reflexionó.

Estos palos en la rueda siguieron aquejándola durante varios meses, hasta que una gran idea pasó por su cabeza. Laura le propuso a sus colegas de la cooperativa "Manos Generadoras de Ilusión", comenzar a confeccionar lencería en talles grandes. A sus siete socios les pareció una gran idea y se pusieron manos a la obra.

Gracias a ello comenzaron a fabricar estas prendas desde el año 2015, teniendo un éxito que no esperaban. Si bien dentro de esta entidad producen otro tipo de ropa, la lencería de gran tamaño comenzó a dar buenos resultados. Terminaron de confirmar que este era un sector muy marginado en la industria, al que nadie parecía prestar atención.

"Comenzamos con esta producción en talles grandes, debido a las necesidades que tenía la gente. Esto se debe a que lamentablemente el mercado que se dedica a hacer este tipo de prendas es muy reducido. Cuando yo iba a comprarme ropa no me gustaba nada o si aparecía alguna prenda que me gustaba era muy cara", contó la actual tesorera de esta cooperativa.

No obstante, a pesar de que sus ventas de lencería estaban aumentando en más de una ocasión chocaron con algún comerciante. Al ofrecerles estos productos estas personas los miraban con total desprecio, argumentando que nadie las iba a comprar. Esto les complicó un poco su negocio.

"Al comerciante le cuesta comprarte este tipo de ropa. Vos le llevas las prendas y te dicen: ‘Esto tan grande ¿a quién se lo voy a vender?’. Pero si da mucho resultado", reveló Laura. Sin importarle los contratiempos, esta mujer de 60 años que es madre de dos hijas y abuela de cinco chiquitos, sigue adelante con su emprendimiento.

El mismo ha sido tan bien recibido por este sector de la población, que contantemente recibe la devolución de quienes utilizan sus productos. Los mismos le aseguran que están muy conformes con los resultados, mostrándose totalmente agradecidos por su gran trabajo.

"Tristemente muchas veces te sentís discriminado. En la industria de la ropa excluyen a la gente que tiene sobrepeso. Tenemos muchos clientes que se van muy conformes con la ropa que hacemos nosotros dentro de la cooperativa", contó emocionada. Sin dudas Laura es un ejemplo de que se pueden tomar las piedras de nuestro camino, para poder construir una escalera al éxito.

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